El BJP triunfa en las elecciones de Gujarat
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Las elecciones realizadas el pasado mes de diciembre 2017 en el estado de Gujarat, del 9 al 14 reflejaron una realidad política en la India actual, la polarización entre el partido nacionalista Bharatiya Janata (BJP) y el partido del Congreso (CP). En el lenguaje de los analistas de este proceso lectoral se hicieron varias denominaciones, entre las cuales destacaron: Gujarat fue una batalla, la guerra solo ha comenzado. Ambas partes perdieron en Gujarat. Una elección una propuesta perdida.
Los números indican las siguientes coordenadas, el BJP ganó 88 de los 182 escaños y el CP 77 escaños. El actual partido del gobierno nacional obtiene la mayoría en la Asamblea estatal regional. Sumando así otra victoria a la hegemonía de corte nacionalista dominante en la India. Ahora, el BJP gobierna en 19 de los 29 Estados.
Las elecciones en Gujarat arrojan varias lecturas: A) El escenario de batalla es una metáfora que devela el grado de bipartidismo hegemónico mediante el cual la sociedad india a nivel regional y nacional se quiere condicionar pero en el fondo se han usado variadas tácticas y estrategias para levantar o hundir liderazgos entre las dos principales organizaciones políticas de ese país. B) Se ajustan los movimientos y decisiones en las cúpulas partidistas para el próximo reto nacional planteado en el 2019 como son ganar las elecciones de la Lok Sabha (Parlamento indio). C) Se reconfiguran las alianzas interpartidistas en función a los nuevos procesos electorales y se buscan asesorías internacionales, especialmente de Estados Unidos y el Reino Unido para afianzar e innovar en la maquinaria electoral y crear escenarios masivos favorables para la captación de votos en la población juvenil y en los grandes contingentes poblacionales calificados como castas inferiores (dalit y todas las variedades del voto de las subcastas). D) Se hacen balances de las razones imperantes en las perdidas en distritos y situaciones de indisciplina al interior del BJP como en el CP en el estado. Y E) El Partido del Congreso evidenció una vez más su imposibilidad de llegarle con su mensaje al indio de a pié y entender sus criticas necesidades.
El BJP obtuvo una victoria técnica, un triunfo más del primer ministro Narendra Modi y su maquinaria partidista. Un triunfo del sueño indio del progreso y la liberación de la economía de la era Modi y un triunfo peligroso del radicalismo hinduista que no avala secularismo para el futuro inmediato del país.
Nos preguntamos ante este escenario político: ¿Realmente hubo ganadores en Gujarat? ¿La democracia india a largo plazo no será un cascaron más entre partidos de líderes y no proyectos? ¿El sectarismo religioso y el secularismo heredado no rectifican al interior de los errores cometidos? ¿Hacia dónde van los intereses de los liderazgos centrales: el visto bueno de los gobiernos extranjeros y sus industrias o los millones de hambrientos de la mayor y cuantitativa democracia del mundo?
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