Mahatma Gandhi: 150 años de su nacimiento
El 2 de octubre del año en curso se celebró el natalicio ciento cincuenta del padre de la India independiente (1869-2019) conocido como el alma grande (Mahatma).
El Mahatma nunca fue honrado con un Premio Nobel por la paz. El Mahatma no fue perdonado por el radicalismo hindú, ni musulmán, al invocar la unidad de un pueblo dividido y enfrentado por la religión. El Mahatma no fue comprendido por los arquitectos de la India moderna, lo consideraban rezagado en cuanto a los temas de industrialización o modernidad en el nuevo proyecto de país nacional soberano. El Mahatma no pudo ser cómplice de las guerras mundiales y menos regionales en el área del Indostán. El Mahatma no le cayó bien a las elites de su país y castas altas que dominaban a la nación paralelamente a los ingleses en relaciones de esclavitud y neoesclavitud. Vale aclarar, jurídicamente la abolición del sistema social de las castas está vigente desde la nueva Carta Magna, aunque el sometimiento, prejuicios y discriminación continúa hacia los sectores desfavorecidos.
En la historia mundial hay ciclos y hechos que se repiten en las realidades nacionales. Han existido ciclos dinásticos, ciclos dictatoriales y ciclos democráticos. Todos han padecido de causas y lugares comunes propiciando explosiones sociales, rebeliones y violencia producto de las mismas insolvencias políticas, económicas y racistas que han imperado y ahora se han renovado en el tiempo histórico mundial actual. Hoy en día, en el siglo XXI, las contradicciones se han acumulado ascendentemente, permanecen en la India del 2019, es necesario tener muy en cuenta la existencia de una profunda desigualdad y estigmas que caen sobre los hombros de su pueblo y hunden cotidianamente al ciudadano de a pie.
Gandhi nace en plena era colonial y muere en 1948 en medio de las secuelas de asesinatos colectivos llevados a cabo en la guerra interna por el fanatismo hindú-musulmán, propiciado por los ingleses, y el disenso intenso existente entre los radicales de los dos nuevos países que surgirían de la división y el separatismo poblacional-territorial, denominados oficialmente como India y Pakistán ante la comunidad internacional en el año 1947.
A ciento cincuenta años de su natalicio, el propio Gandhi estaría hoy en día frustrado ya que sus legados de la “Verdad y la No violencia” siguen postrados o minimizados en las indiferencias y manipulaciones institucionalistas, ante la actual coyuntura interna de la India y los enfrentamientos recurrentes y peligrosos que viven los gobiernos en India y Pakistán. Gandhi estaría frustrado ante la violencia cotidiana de los radicales hindúes que asesinan a ciudadanos, destruyen iglesias o mezquitas, violan a mujeres, propician la conversión forzada al hinduismo a todos aquellos que sean de la minoría cristiana o musulmana. Un ejemplo de ello, el mismo día del aniversario del natalicio del Mahatma los radicales hindúes (ultranacionalistas) hicieron pintas alusivas y robaron las cenizas del padre de la nación, calificándolo una vez más de traidor ante los musulmanes. Actos vandálicos llevados a cabo en el mausoleo de Bapu Bhawan, en el estado de Madhya Pradesh.
Mahatma Gandhi siempre estuvo al lado de las mayorías, de los empobrecidos sin importar su credo, siempre propició el diálogo entre las partes en conflicto, llevó a cabo actos con su propio sacrificio (el ayuno, protestas, marchas y denuncias) para cambiar la conducta de los privilegiados y radicales con su pecho por delante sin importar la amenaza anunciada de su muerte.
En el caso de la India, la hegemonía de los radicalistas político, nacionalista y religioso conducen a su país a un peligro de guerra nuclear generalizada ante el otro sector radical y cómplice con las prácticas terrorista como ha sido Pakistán. India ha sido objeto de atentados y masacres reiteradas. Defender la soberanía es un deber para cualquier Estado del mundo, pero dialogar es una obligación hasta el final para ambos gobiernos. De lo contrario, seremos testigos de la muerte como eje de las relaciones entre ambos países. Tal locura apocalíptica hubiese sido un motivo fundamental en Gandhi para llevar a cabo otro ayuno del Mahatma hasta la muerte, pero la salida no sería esa, la salida es hacer valer el legado Gandhiano de preservar y defender la paz en un mismo pueblo dividido en dos Estados.
Para el Centro de Estudios de África y Asia junto a la Cátedra Libre India siglo XXI de la Universidad de Los Andes, esta fecha no debe celebrarse demagógicamente, se debe insistir en seguir educando con su legado a Venezuela, a la comunidad internacional y a la India misma en el pensamiento gandhiano, ya que somos de la tesis: Una vida, un pensamiento y una obra no deben ser condicionados a una fecha patria, tampoco debe ser un acto más del calendario oficial de actos conmemorativos. Realmente es imperioso el establecimiento de programas de enseñanza y práctica diaria, solidaria y organizada con los más desposeídos y cursos obligatorios para los propios dirigentes políticos responsables de la conducción nacional. Las Naciones Unidas en el Día Internacional de la No violencia (2 de octubre) debe iniciar una campaña por la educación gandhiana en el mundo.
A 150 años del natalicio de Mahatma Gandhi, la situación es peor que la de su tiempo y contexto de vida. La ausencia de la verdad y la No violencia llevaría al mundo a su propia desgracia.
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