Los japoneses reconstruyen autopistas en tiempo récord, arriesgan la vida para salvar la de otros, recogen sus escombros voluntariamente y mantienen la serenidad, aun en medio de la peor catástrofe. A la repetida pregunta del resto del mundo sobre por qué no hay saqueos, ni visible desesperación, le corresponde una respuesta: por los valores de Japón.

Con el propósito de mostrar esos valores tradicionales al mundo hispanohablante, un grupo de estudiantes japoneses del Departamento de Español de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda y la periodista mexicano-venezolana Silvia González han recopilado breves historias de lo que ha trascurrido en este país a partir del terrible sismo y tsunami del pasado 11 de marzo. Sus trabajos se reúnen en la publicación titulada Japón: la otra bolsa de valores.

En estos textos se tejen historias sencillas que muestran cómo se ha despertado la solidaridad en escuelas, donde los niños sacrifican su comida y sus espacios, mientras los ex alumnos regresan a donar libros y materiales para que los más afectados no pierdan la oportunidad de seguir estudiando.

Por otra parte, se pueden leer historias de gratitud, como la de un grupo de japoneses que, para retribuir los donativos de algunos pobladores de Taiwán, recopiló más dinero que el recibido, con tal de publicar un aviso de agradecimiento en un diario taiwanés.
El libro se presentará el 24 de julio en Japón.

La coordinadora de esta iniciativa, Silvia González, es doctora en Historia Japonesa, por El Colegio de México, ha sido investigadora en la Universidad de Los Andes, de Venezuela y es autora del libro Hiroshima: la noticia que nunca fue. Desde 2007 es profesora de comunicación y lengua en la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda.