En agosto del año 2013 el primer ministro Benjamín Netanyahu señaló que Israel "siempre mantenía el dedo en el gatillo", y estaba listo para defender en cualquier momento a sus ciudadanos. Para "Bibi" -como se le conoce a Netanyahu- ese momento llegó con el secuestro y posterior asesinato de 3 adolescentes judíos por presuntas células de Hamas en Cisjordania en junio pasado. Tales hechos conmovieron los cimientos de la comunidad nacional, dándose muestras de unidad y patriotismo como hacía tiempo no se observaba en la cada vez más fragmentada sociedad israelí.

"Hamas pagará el precio" rápidamente advirtió el jefe del ejecutivo, mientras autorizaba operaciones "quirúrgicas" para restarles capacidad de fuego a los militantes islámicos de la Franja de Gaza. Israel fiel a su narrativa nacional se victimizaba, y decenas de miles de ciudadanos salían a las calles a exigir justicia y no olvidaban gritar "muerte a los árabes". Ante tal euforia xenofóbica, un adolescente palestino residente en los barrios árabes de Jerusalén fue capturado, torturado y quemado vivo por grupos ultranacionalistas judíos; desatándose fuertes protestas en toda Palestina, y el fantasma de una tercera intifada sacudía una vez más la sensible región del Medio Oriente.

La militancia armada de la Franja de Gaza respondió al invite israelí aumentando proporcionalmente el número de cohetes lanzados hacía territorio judío, siendo estos en su gran mayoría interceptado por el "Domo de Hierro" como se le conoce al popular sistema anti-misiles. La actitud desafiante de Hamas rápidamente fracturó al gobierno de coalición de Netanyahu; el ministro de relaciones exteriores, Avigdor Lieberman, disolvió la lista que unificaba su partido Israel Beitenu con el Likud del Primer Ministro. Tal medida no solo respondía a una estrategia política por parte de éste para recuperar popularidad perdida, sino, evidenciaba las diferencias que existe en el seno de la derecha israelí para tratar el problema de los palestinos.

Ante esta situación y la creciente "derechización" de la sociedad israelí que exigía una respuesta contundente ante la "agresión" de Hamas, Netanyahu lanzó el 8 de julio la Operación Margen Protector contra la Franja de Gaza, con la finalidad de asestar un golpe a las células "terroristas" asentadas en territorio gazatí "principalmente Hamas y la JihadIslámica" disminuir la capacidad de fuego de estos grupos y reforzar la capacidad disuasoria israelí.

Sin embargo, analistas como Gideon Levy quien escribe en el diario Haaretz afirma que, el objetivo real de la Operación es asesinar árabes, siendo esta la principal estrategia de Israel desde hace más de 30 años.  Es válido recordar que historiadores israelíes como Ilan Pappé, sostiene que desde la génesis del moderno Estado judío ha estado presente en su ADN la necesidad de borrar étnicamente a los palestinos. Y cuando la limpieza no es completada se revitaliza la tesis del "divide y vencerás", por lo tanto, esta nueva masacre debe entenderse también como la respuesta sionista al recién creado gobierno de unidad de la Autoridad Nacional Palestina.

Entendiendo que la Operación no solo busca desmontar la infraestructura "terrorista" de los islamistas, sino también dividir el novel gobierno de unidad nacional instalado en Ramala, algunos analistas israelíes han barajado y presentado la tesis de "tres Estados para dos pueblos", según esta lógica un gobierno de Hamas fuerte y con respaldo popular beneficiaría a Israel; minando toda posibilidad de un futuro Estado palestino, creándose  una Palestina occidental y otra oriental.

Así, la Operación Margen Protector que pretendía mostrarse como una maniobra militar de carácter limitada, se convirtió la noche del jueves 17.7.14 en una guerra terrestre a cielo abierto, al ser invadida Gaza por efectivos de las Fuerzas de Defensa de Israel. Siendo brutalmente asesinados desde el comienzo de las hostilidades más de 436 palestinos, entre ellos más de 100 niños y se cuentan unos 3000 heridos; del lado sionista las bajas rondan los 18 caídos, sin incluir dos civiles que murieron producto de ataques con cohetes.

El domingo 20 de julio el ejército israelí cometió una verdadera masacre en el barrio gazatí de Shuja'iyya, en donde resultaron asesinados vilmente más de 60 palestinos, y resultando heridos unas 300 personas. Tales acciones de carácter genocidas fueron respaldadas por Netanyahu, quien afirmó que la operación en esa localidad se debía a que al menos 8% de los 1800 cohetes disparados hacia el sur de Israel desde el 8 de julio habían sido lanzados desde ahí, y que las innumerables bajas se debía a que Hamas usaba a los residentes como escudos humanos. El cinismo para algunos es una forma de vida, como vemos.

En una población como la gazatí en donde al menos 80% de sus residentes logran satisfacer sus necesidades más elementales gracias a la ayuda humanitaria, la situación ha empeorado una vez Israel ha atacado por aire, mar y tierra, sin contar las migraciones internas que se realizan para huir de los bombardeos y ataques, recordemos que los pasos fronterizos están controlados por las fuerzas de ocupación sionista, y el cruce de Rafah está cerrado bajo vigilancia egipcia.

En el horizonte un cese al fuego se encuentra lejano, recordemos que Hamas rechazó una primera propuesta elaborado por la Cancillería egipcia. Por lo tanto, nosotros los humanistas no tenemos otra opción que darle voz a aquellos que están siendo exterminados por un Estado que al parecer tiene patente de corso para matar, respaldamos la propuesta de intelectuales, artistas y 7 premios nobeles quienes claman por un embargo de armas a Israel, y saludamos la petición de otros tantos de aplicar con mayor dureza la política de boicot, desinversión y sanciones contra los sionistas.