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Declaración de Paz Hiroshima. 6 de agosto de 2014

Verano, después de 69 años. El ardiente sol nos retrotrae a “ese día”, 6 de agosto de 1945. Una sola bomba atómica convirtió a la ciudad de Hiroshima en cenizas. Decenas de miles de vidas inocentes de los ciudadanos desde bebés hasta ancianos, fueron extinguidas solo en un día. Al final de ese año 140.000 personas murieron. Para no olvidar el sagrado sacrificio que han hecho y para que esta tragedia no vuelva a ocurrir, por favor escuchen las voces de los sobrevivientes.

Aproximadamente 6.000 jóvenes, niños y niñas, que trabajaban en las tareas de demolición de edificios sufrieron la radiación y murieron. Uno que era un niño de 12 años, estudiante de secundaria en ese momento, dijo: “Aún ahora llevo las cicatrices de la guerra y el bombardeo atómico en mi cuerpo y en mi corazón. Casi todos mis compañeros murieron al instante. Mi corazón se llena de culpa al pensar cuanto deseaban vivir y sólo yo pude hacerlo”. Las víctimas que de alguna manera lograron sobrevivir, los hibakusha, siguen sufriendo graves heridas físicas y emocionales.

“Agua por favor”, las voces de los agonizantes todavía están alojadas en la memoria de quien era un joven de la escuela secundaria de 15 años. Las súplicas eran de los jóvenes estudiantes que habían estado trabajando en las tareas de demolición de edificios. Al ver los rostros gravemente quemados y grotescamente hinchados, las cejas y las pestañas chamuscadas, los uniformes escolares destrozados por las ondas de calor. Trató de responder pero lo interrumpieron: “si les das agua, estando tan mal heridos se morirán”, “Tapé mis oídos y me negué a darles agua. Si hubiera sabido que de todos modos morirían, les habría dado todo el agua que hubieran deseado”. Persiste en él un profundo arrepentimiento.

Las personas que normalmente no hablaban del pasado debido a su terrorífica experiencia, ahora ante su avanzada edad, están comenzando a hacerlo: “Quiero que la gente sepa la verdadera crueldad de la guerra”, dice un huérfano de la bomba atómica. Habla de niños como él, viviendo en una ciudad de cenizas, durmiendo debajo de los puentes, en los rincones de edificios incendiados, en los refugios antibombas, no teniendo nada más que la ropa que llevaban puesta, robando y peleando para poder comer, no yendo a la escuela, apenas sobreviviendo día a día dependiendo de los mafiosos.

Enseguida después del bombardeo, una niña de primer grado de 6 años estaba al borde entre la vida y la muerte. Más tarde vivió una continua lucha temerosa con secuelas de la radiación. Ahora habla porque: “no quiero que ningún joven tenga que pasar por esa experiencia”. Después de un intercambio con víctimas de la guerra del exterior, decidió transmitir la importancia de que: “la juventud haga amistades alrededor del mundo” y “hacer incesantes esfuerzos para construir no una cultura de guerra sino una cultura de paz”.
El “mal absoluto” que robó a los niños una familia con amor y sueños para el futuro, arrojando sus vidas al caos, no se erradicará de este mundo con amenazas y contra amenazas, matar y ser matado. Las fuerzas militares, sólo dan lugar a nuevos ciclos de odio. Para eliminar el mal total hay que trascender la nacionalidad, raza, religión y otras diferencias, valorar las relaciones de persona a persona y construir un mundo que permita el diálogo con miras hacia el futuro.

Hiroshima pide a todo el mundo que acepte este deseo de los hibakusha y que marchemos con ellos hacia el camino de la abolición de las armas nucleares y lograr la paz en el mundo.

 Cada uno de nosotros ayudamos a determinar el futuro de la humanidad. Por favor, póngase en lugar de los hibakusha. Imagine sus experiencias, incluyendo ese día desde las profundidades del infierno, como si le sucediera a usted o a alguno de su familia. Para asegurarnos que la tragedia de Hiroshima y Nagasaki no ocurra una tercera vez, comuniquemos, pensemos y actuemos junto a los hibakusha por un mundo de paz, sin armas nucleares y sin guerras.

Haremos nuestro mayor esfuerzo. La Red de Alcaldes por la Paz, ahora con más de 6.200 ciudades miembros, funciona a través de las ciudades líderes que nos representan en sus respectivas partes del mundo conjuntamente con las ONG y la ONU para divulgar los hechos del ataque atómico y el mensaje de Hiroshima. Promoveremos firmemente este nuevo movimiento haciendo hincapié en las consecuencias humanitarias de las armas nucleares buscando su prohibición. Ayudaremos a fortalecer la demanda pública internacional para que comiencen las negociaciones sobre una convención de armas nucleares con el objetivo de lograr su abolición para el 2020.

La Declaración de Hiroshima que surgió el pasado abril en la reunión ministerial de la INPD (Iniciativa para la No–Proliferación y el Desarme) hizo un llamamiento a los legisladores políticos para que visiten Hiroshima y Nagasaki. Presidente Obama y todos los líderes de países con armas nucleares, por favor respondan a este llamado, visitando las ciudades que sufrieron la bomba atómica tan pronto sea posible para ver lo que ocurrió con sus propios ojos. Si lo hacen, se convencerán de que las armas nucleares son un mal absoluto y que no debe permitirse su existencia. Por favor, dejen de usar la inhumana amenaza de este mal absoluto para defender a sus países. En su lugar, usen todos los recursos para un nuevo sistema de seguridad basado en la confianza y el diálogo.

Japón es el único país donde cayeron las bombas atómicas. Precisamente porque nuestra situación de seguridad nacional se hace cada vez más grave, nuestro gobierno debe aceptar el peso total del hecho de que hemos evitado la guerra durante 69 años gracias al noble pacifismo de la Constitución japonesa. Debemos seguir como una nación de paz tanto en palabras como en los hechos, trabajando con otras naciones hacia el nuevo sistema de seguridad. Ante la próxima Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación del año próximo, Japón debería acortar la distancia entre los países poseedores y los no poseedores de armas nucleares para fortalecer el régimen del Tratado. También solicito al gobierno ampliar las “zonas de lluvia negra” y mostrar más compasión hacia los hibakusha y a todos los que sufren por efectos de la radiación prestando más asistencia solidaria.
 Aquí y ahora, ofrecemos nuestro más sentido consuelo a las almas de los sacrificados por la bomba atómica, nos comprometemos a unir fuerzas con las personas de todo el mundo que buscan la abolición del mal absoluto, las armas nucleares y la realización de una paz mundial duradera.




KazumiMatsui
Alcalde de la Ciudad de Hiroshima
- Fecha de publicación: 03 Oct 2014
- Publicado por: CEAA

Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas "José Manuel Briceño Monzillo"
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