En el marco de la reunión sostenida en la ciudad de Beijing el 8 de enero del año en curso China-CELAC,  se puso en evidencia que dicha relación va con ritmos acelerados. Unos opinan que el encuentro dará frutos económicos para nuestra región suramericana, otros son contrarios e indican que estamos abriendo las puertas para la penetración de un nuevo mecanismo de dominación en el siglo XXI por parte del gigante asiático.

En nuestra región, China ya es un socio estratégico (transferencia de tecnologías, créditos, fondos económicos y potencialmente incrementador en la demanda de materias primas, energías y productos manufacturados). La primera economía ya emergida a escala global,  es el socio clave en materia comercial de países tales como: Brasil y Chile, el segundo de Argentina y Colombia, y el tercero de México. Venezuela hoy en día representa unos de los principales países de mayor inversión de capitales chinos en estos últimos diez años.  América Latina  ya ha dado un viraje cualitativo y cuantitativo cada año al mirar  hacia el mundo asiático ante un escenario "más flexible" en materia comercial y de cooperación científica y tecnológica.  Europa y los Estados Unidos se han quedado rezagados gracias a su mentalidad y antecedentes históricos, al actuar bajo la tesis de desarrollo excluyente.

La formula China y CELAC representan diplomáticamente una nueva configuración en pleno desarrollo de un nuevo reajuste a nivel mundial. Hay temores combinados con grandes expectativas en torno a la siguiente interrogante: ¿Hasta qué punto el dinámico pragmatismo chino hacia América Latina representa un encantamiento de deudas a cambio de energías y materias primas proporcionadas con duras condiciones para su cumplimiento? Somos partidarios del criterio siguiente: A) Aquellos países con eficiencia económica no serán afectados por los encantamientos chinos. B) Sin embargo, en las economías nacionales que padezcan de desorden estructural de su aparato productivo, esquema fiscal, sistemas cambiarios y políticas de Estado cambiantes sin proyectos serios, serán en un futuro cercano afectados y las generaciones futuras tendrán una alta deuda a cancelar gracias a las irresponsabilidades gubernamentales.

En la intervención del presidente Xi Jinping,  China invertirá 250.000 millones de dólares en los próximos diez años, y las relaciones comerciales vigentes con el bloque de 33 países ascenderán a 500.000 mil millones. Cifras que superan al Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y al propio Estado Unidos, durante el período mencionado. Cabe destacar que China igualmente cumple el papel de prestamista en la región, destacando Venezuela y Argentina. Sin duda alguna, estamos en presencia de un gran desafío para llevar adelante grandes proyectos y oportunidades, ahora la pelota está en nuestro terreno. Debemos ser testigos vigilantes de estas alianzas y ser críticos al observar desviaciones que nos vayan afectar.

Interesados ver: La Declaración de Beijing. Primera Reunión Ministerial del Foro CELAC-China. Beijing, 8 y 9 de enero de 2015.