El mes de agosto del año 2015 ha sido un verano de actos conmemorativos a gran escala, otros modestos y críticos, así como de abierta denuncia en controlar las pretensiones hegemónicas por parte de aquellos que salieron victoriosos en 1945 en la región asiática.

Han transcurrido siete décadas del fin de un conflicto bélico derivado de los distintos choques colonialistas y proyectos económicos emanados tanto del interior  europeo como la expansión de sus intereses en las áreas periféricas acontecidas en  África, Medio Oriente, Asia y Oceanía.

Desde una perspectiva histórica, debemos considerar que la II Guerra Mundial en Asia implicó en primera instancia las luchas de las metrópolis por garantizar en sus territorios el papel proveedor de materias primas e insumos para las tropas enfrentadas en la región como en los centros europeos o regiones diversas del Pacífico. Similarmente, la defensa de los puntos claves de las posesiones geográficas coloniales, así como, reclutar en la población asiática los futuros e inmediatos ejércitos operativos en los mares, islas, tierra firme del mundo asiático. De modo similar, con el fin de la Segunda Guerra Mundial paralelamente cesa los distintos sistemas coloniales presentes por siglos en Asia y cuyas fechas van desde 1945 con una transición hasta el año 1955.

Anteceden a esta fase de culminación de la guerra, procesos particulares de rebelión y nacionalismos heterogéneos que van a contribuir a diezmar el poderío colonialista y lo derrota dando paso a una nueva era de independencias políticas en toda la región. Atrás quedan las guerras de resistencias o guerrillas, las guerras navales, las guerras aéreas, las guerras de infantería, los ataques sorpresas y ofensivas simultáneas, el mantenimiento de las antiguas posesiones expansionistas, avances de las fuerzas aliadas, las esclavitudes de los prisioneros de guerra y pueblos enteros sometidos por las armas. El abandono en tierras lejanas de ejércitos que seguían combatiendo hasta que no llegaron más provisiones para continuar la guerra y aceptar la rendición. O el caso del soldado japonés Hiroo Onoda que siguió en solitario, en combate y clandestinidad, en la isla Filipina de Lunbang por 30 años y cuya rendición aconteció el 10 de marzo de 1974 portando el uniforme del ejército imperial .Tantos casos y testimonios, tantos sufrimientos sembró la Segunda Guerra mundial en esta parte del mundo. Cuántos viven aún las consecuencias de las armas atómicas en Japón, único país en el mundo donde fueron usadas y cuántos sobrevivientes en general en toda la región sufren los efectos postraumáticos de la guerra?
   
El alto costo social y demencial del conflicto bélico fue muy alto, según los analistas Hermann Kinder y Werner Hilgemann en su Atlás Histórico Mundial nos señalan cifras astronómicas que en la actualidad han sido ajustadas, pero a inicios de la década de los setentas del siglo XX eran las siguientes en términos globales: 55 millones de muertos, 35 millones de heridos y 3 millones de desparecidos (según cálculos aproximados). Nunca las pérdidas de la población habían sido tan importantes: los ataques aéreos (cerca de 1 millón y medio de víctimas civiles)... los exterminios en masa (de 4 a 5 millones de judíos), las deportaciones a campos de trabajos y de concentración, las represalias y las emigraciones ocasionan la muerte de unos 30 millones de personas (entre ellas: 7 millones de rusos, 5,4 millones de chinos, 4,2 millones de polacos, 3,8 millones de alemanes). La Unión soviética pierde 13,6 millones de soldados, China 6,4 millones, Alemania 4 millones, Japón 1,2 millones. Mucho menos son las pérdidas de Estados Unidos (unos 300 mil caídos), Gran Bretaña (unos 400 mil) e Italia (unos 400 mil).

1 billón 500 mil millones de dólares es el costo aproximado y repartido porcentualmente entre las principales potencias involucradas en el conflicto.

Los tratados de Paz se dieron sus intensas jornadas para el complicado escenario de la reconstrucción y recuperación de las economías en bancarrota, ajustes a los problemas de éxodos y deportaciones, crisis de refugiados, proliferación de movimientos insurreccionales en China, Corea, Vietnam, Tibet, y surgimiento de la primera independencia en Asia como lo representó en el año 1947 la India.

El mes de agosto 2015 quedó marcado por las conmemoraciones del 70 aniversario del fin de la guerra, los desfiles militares, de los llamados a la paz, pero irónicamente y de manera contundente advertir que se está preparado para cualquier amenaza al mostrar los poderíos militares que en la actualidad  poseen. ¿Cuánto pesa en el escenario internacional a 70 años del fin de la guerra, el síndrome denominado: "aliado olvidado"?

Asia representó uno de los teatros bélicos más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, estamos en presencia de un rearme de nuevo, demencial, y lleva a esa parte de la humanidad y Orbe al ejercicio de nuevas amenazas y reedición de la guerra fría con la diferencia que no habrá en caso de activación total, quien la pueda analizar. Simplemente dejaremos de existir todos sin excepción y los pocos sobrevivientes tendrán sus días contados por el daño macro que le hayamos causado a nuestro planeta.

Seguimos con la dañina costumbre de hacernos respetar con la pésima máxima de poseer el mayor poderío militar internacional y masoquistamente manipulador, ¿será esa la única señal para el futuro?