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Sudan del sur: Cuatro años de vida independiente

El 9 de julio de 2011 Sudán del Sur se convirtió en el Estado más joven del mundo, el número 54 del continente africano y el miembro 193 de las Naciones Unidas. Las causas que motivaron la independencia respecto de la zona norte fue producto de un largo conflicto político-religioso que tomó forma a partir de 1956 cuando Sudán logra la independencia durante ese mismo año del Reino Unido. En adelante, el país libró dos largos conflictos internos entre la zona norte, eminentemente árabe-musulmán y la región del sur, habitada por cristianos y animistas. La guerra civil fue en 1955 y se extendió hasta 1972, lo que significó un alto costo social y la exacerbación del conflicto. La tregua duró poco, retomándose las hostilidades en 1983, estallando el segundo conflicto entre el grupo rebelde Ejército de Liberación Popular de Sudan (SPLA) del sur y las fuerzas militares del norte.

Después de décadas de conflictos a lo interno de Sudan, a mediados de 2011 a través de un referéndum que tuvo como preámbulo el Acuerdo General de Paz del 2005, impulsado por la comunidad internacional, la entonces región autónoma del sur obtuvo el 98,83% de los votos, consolidándose uno de los más anhelados objetivos: la independencia política. Este hecho significó una ruptura en el marco legal africano que se había amparado en el Acta de Intangibilidad de Fronteras, acuerdo firmado en la antigua Organización de la Unidad Africana (Unión Africana desde el 2002) en 1963 que impedía la modificación de las fronteras impuestas por Europa al continente africano en la Conferencia de Yalta 1945. A partir de este momento, se abría un ciclo de esperanza en el joven país que buscaba al mismo tiempo sellar un largo proceso condicionado por el fenómeno de la violencia. Del mismo modo, con el logro de la independencia se heredaron situaciones que no se han resuelto de forma eficaz, tales como: los litigios sobre la producción petrolera y el uso de los oleoductos, la disputada región petrolera y limítrofe de Abey, al igual que la delimitación de la frontera internacional con su vecino del norte. Constituyendo una barrera hacia la consolidación de la estabilidad de ambos países.

Sin embargo, con la independencia política las contradicciones a lo interno del país más joven de África no cesaron, inaugurándose un nuevo momento marcado por la violencia, esta vez, entre los dos principales grupos étnicos (dinka y nuer). Las hostilidades estallaron en 2013 cuando el presidente Salva Kiir Mavardit perteneciente a la etnia dinka, expulsaba al vicepresidente, Riek Machar de la comunidad nuer, lo que desató una abierta lucha por el poder entre ambos grupos étnicos causando enormes heridas en el seno de la sociedad sur-sudanesa. Así, la guerra civil ha mostrado niveles de violencia elevados, lo que se ha traducido en una crisis que ha motivado la salida de 450.000 personas a países vecinos como Sudan, Etiopía, Uganda y Kenia y cerca de 1,2 millones de desplazados internos, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Por el caos desatado, Mayardit y Machar han perdido toda credibilidad ante la comunidad internacional, producto del abierto conflicto que tiene como trasfondo la toma del poder político, dejando hondas repercusiones en el seno de la población. Este hecho deja al descubierto los enormes retos que asechan a este joven país, que no ha logrado conciliar las fuerzas internas que están condicionando la estabilidad nacional. De ello se desprende que la viabilidad y la permanencia en el tiempo se tornen complicada por la debilidad que exhiben las instituciones que lo soportan, que no logran satisfacer las demandas de una sociedad urgida de una salida ante la crisis imperante.
     
Así, las contradicciones a lo interno de Sudan del Sur evidencia lo sensible que resultan las transiciones políticas en el continente africano, al tiempo que la etnicidad politizada sigue siendo un detonante de tensiones y conflictos étnicos-sociales que están imposibilitando la consolidación definitiva de las estructuras estatales. De ello se desprende la ausencia de servicios básicos e infraestructura, así como el problema de la corrupción, situaciones que deben ser atendidas de forma oportuna para respaldar y cimentar lo logrado durante el 2011, que es la resultante del derecho internacional y de puesta en marcha de los mecanismos pacíficos en la resolución de controversias.  
 
En definitiva, Sudan del Sur seguirá estando en el centro de las discusiones de la palestra internacional, al igual que continuará en la forja de su propio camino ms allá de las opiniones y análisis que infravaloran y cuestionan la durabilidad en el tiempo de este joven Estado.
- Fecha de publicación: 23 Oct 2015
- Publicado por: CEAA

Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas "José Manuel Briceño Monzillo"
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