En los últimos tres meses (abril, mayo y junio) una fuerte oleada de calor ha azotado a la India. En esta ocasión son 330 millones de personas afectadas víctimas de 51 grados centígrados de temperatura, un nuevo records para el subcontinente indiano en la ciudad de Phalodi en Rajastán y de igual modo en el estado de Gujarat, y la tercera más alta que se haya registrado  en toda la tierra.

Insolaciones y suicidios (van 36 en el estado de Maharashtra) de cientos de habitantes de esas regiones ha sido el saldo como consecuencia del fenómeno climático.
Colateralmente daños en el pavimento de las carreteras, avenidas y autopistas de las urbes mencionadas al derretirse el asfalto. Los meteorólogos advierten un aumento de las temperaturas.

Para un país de alto nivel de desarrollo agrícola como lo es India, la alteración al modo de vida agrícola es altamente preocupante. Miles de agricultores han perdido sus cosechas por la intensidad del calor. Ríos, lagos y embalses se han secado, ello ha generado una migración forzosa del campesinado hacia las grandes ciudades de Rajastán, Maharashtra y Gujarat para poder sobrevivir y mitigar un problema paralelo como es el hambre.

El servicio de emergencia indio lucha contra otro problema, igualmente paralelo como lo es los cortes de electricidad para que los ventiladores y aires acondicionados puedan funcionar. Una sequía sin compasión, efectos del aumento de las temperaturas no controladas junto a los males derivados de los gases de efecto invernadero. Otras secuelas son: A) Aldeas y ciudades sin servicio de agua. B) Escuelas cerradas. C) Sistemas hospitalarios que han paralizados los servicios propios como los de cirugía y D) Prohibición de cocinar en el día por el peligro de incendios.

El Gobierno nacional junto a los gobiernos regionales, ante esta fuerte sequía, mantiene la campaña de ahorro del agua en todo el país. India se encuentra frente a un problema de dimensiones humanitarias.

Las lluvias correspondientes al período del monzón (julio) se esperan con suma urgencia.