El pasado 16 de junio Sudáfrica conmemoró los 40 años de la masacre de Soweto bajo los tiempos de la dictadura racista, política, social, económica, religiosa y cultural conocida como el apartheid. Soweto es una entidad regional ubicada al sur de Johannesburgo, su espíritu de lucha saltó a nivel nacional y mundial por las protestas estudiantiles en contra de la imposición del proyecto del idioma afrikáans, lengua de los descendientes de europeos (bóer) promotores del llamado modelo de “desarrollo” separado racial del apartheid.

Los estudiantes con sus uniformes escolares un 16 de junio de 1976 salieron masivamente  (3000, junto a sus profesores) a rechazar esta imposición con pancartas cuyos lemas eran: “Al diablo con el afrikáan.” “El afrikáans apesta.” “Hay que abolir el afrikáans.” “Si aprendemos afrikaans, que Vorster aprenda zulú” (John Vorster fue presidente y primer ministro, en ese período). La policía del régimen sudafricano sólo dió 5 minutos para que se disolviera la protesta. Ante la resistencia de los estudiantes se inició el lanzamiento de gases lacrimógenos, y de inmediato la orden de disparar abiertamente contra los jóvenes de Soweto.

Héctor Pieterson, de 13 años  fue la primera víctima en caer junto a centenares de estudiantes que perecieron  por fuego de la policía, de los cuales unos 1,000 heridos según  cifras extraoficiales, aunque oficialmente se registró la cantidad de 23 escolares muertos. Pasaron tres meses de levantamientos continuos. El espíritu de Soweto fue la primera gran protesta de la población negra contra el régimen racista y su política opresora. Para ese entonces, Soweto tenía un millón de habitantes, de los que el 54% estaba desempleado y al igual que al resto de Sudáfrica, las profundas desigualdades existentes eran el día a día de una bomba social a la cual la minoría blanca sudafricana hacía escasas inversiones. Ello creó las condiciones idóneas para el empleo de una mano de obra muy barata al servicio de los grandes complejos de empresas transnacionales que operaban durante el dominio represor.

A cuarenta años de esta masacre-levantamiento estudiantil y popular de Soweto, el pasado 11 de junio 2016 marcharon juntos estudiantes y ex agentes del apartheid, un ejemplo de reconciliación y toma de conciencia en la Sudáfrica de hoy. Este tipo de convivencia no basta en la Sudáfrica de veinte años post apartheid ya que la lucha por la igualdad de oportunidades no se ha logrado del todo. En el Soweto de hoy, la brecha de urbanizaciones opulentas y barriadas de pobres es la gran evidencia de que la lucha continúa para el pueblo sudafricano más allá del aburguesamiento expansivo de las nuevas clases políticas dominantes que se han desviando por las sendas del poder tóxico y corrupto.

El espíritu de Soweto aún no ha terminado de revelarse. En cualquier momento se activará de nuevo para recordarles al Congreso Nacional Africano y a sus aliados, que el neoapartheid de las desigualdades es una bomba de tiempo.