En las áreas afectadas por el desastre ya
casi se han concluido los proyectos básicos,
tales como la construcción de nuevas
viviendas para los sobrevivientes. Sin
embargo, señala que aún faltan medidas para
finalizar la reconstrucción total de
comunidades enteras, e incluso la
rehabilitación de industrias y la construcción
de áreas colectivas.
Fumihiko Imamura, director del Instituto
Internacional de Investigación Científica
de Desastres.
Universidad de Tohoku.
El pasado 11 de marzo, a las 2.46 de la tarde, se conmemoraron seis años de la tragedia del Gran Terremoto del Este de Japón, fuerte sismo de magnitud 9 grados, que provocó un tsunami de más de 10 metros de altura, provocando que las costas del Pacífico en el noreste del país quedaran asoladas, ocasionando también el accidente nuclear de la central Fukushima Uno.
Aun las cifras hablan por sí solas, la Dirección Nacional de Policía de Japón, informó que hasta el viernes 10.3.17, el número de víctimas mortales se situaba en 15.893 en 12 prefecturas. Similarmente, en seis prefecturas aún existían 2.553 desaparecidos. Por otro lado, la Dirección para la Reconstrucción menciona: “por lo menos 3.523 personas murieron en 10 prefecturas debido a problemas de salud y otras por razones que se atribuyen a su vida como evacuadas”. Agrega que hasta el 13 de febrero 2017, “más de 123.000 personas residían en viviendas temporales, alquiladas y de otro tipo. Asimismo, menciona que para finales de enero se había terminado de construir el 78 por ciento de aproximadamente 30.100 unidades habitacionales destinadas a los damnificados que no tienen recursos suficientes para reconstruir sus casas”.
Adicionalmente, el otro escenario de gravedad lo representan las secuelas derivadas del daño ocasionado por el terremoto y el tsunami del 2011, a los tres reactores de la central Fukushima Uno, los mismos sufrieron una fusión nuclear. La Compañía de Electricidad de Tokio (TEPCO por sus siglas en inglés), responsable de las instalaciones de Fukushima, aun estudia el complicado proceso de retirar el combustible fundido y las partes del reactor mezcladas en él. Complicada es la solución de este problema a nivel de los reactores afectados, se considera que tardará aproximadamente cuatro décadas desmantelar por completo dicha central. Aunque el 19.3.17, en comunicado oficial de la misma empresa, se anunció con éxito: “un dispositivo, autopropulsado y manejado por control remoto, es el tercero que trata de analizar el interior de la vasija de contención del reactor 1, el cual ha completado con éxito la primera parte de su misión tras superar unos problemas técnicos”. “El aparato ha detectado un nivel de radiación de 7,8 sieverts por hora dentro de la vasija de contención primaria, compartimento que almacena el núcleo del reactor nuclear y lo separa del exterior”.
Con oraciones y un minuto de silencio, los japoneses recordaron las víctimas del desastre vivido, las flores se colocaron en más de 500 kilómetros de costas de las zonas siniestradas del archipiélago. Regiones como Sendai, Ishinomaki, Rikuzentakata, Minamisanriku, homenajearon a sus seres queridos, la profunda huella psíquica dejada por la triple catástrofe: el terremoto, el tsunami y el accidente en la central nuclear de Fukushima, representando en la mentalidad colectiva del pueblo japonés el gran reto a vencer y a la vez dar ejemplo al mundo de lo que significa recuperar la infraestructura y garantizar las condiciones necesarias para seguir presentes en esta vida.
Mientras tanto la vida continúa, los cuentistas transmiten la realidad del desastre vivido, un grupo de voluntarios alegran con arte a los sobrevivientes de las regiones afectadas y los japoneses siguen viviendo junto al mar, tal como lo ha reseñado NHK World recientemente. Japón sigue con la esperanza de asumir las dificultades como retos para superarlos y no perder la ocasión en aprender las lecciones de las tragedias.
