Cuando vas en pleno vuelo desde Beijing hasta París, tienes la oportunidad de observar desde la ventanilla del avión aproximadamente durante dos horas y media, parte de los distintos paisajes de dicha ruta, claro, siempre y cuando haya buen tiempo y la salida del vuelo desde la nación asiática sea de día.

Recientemente China convocó durante los días 14 y 15 de mayo del año en curso a los líderes mundiales para impulsar el foro de una macro zona económica que va desde Asia hasta Europa y viceversa. Dicho espacio geoeconómico representa en el siglo XXI, otra opción concreta para el Occidente europeo, dejando atrás el actual negacionismo norteamericano proteccionista y creando así una fórmula económica de beneficio mutuo para todas las partes interesadas, tal posibilidad quedó abierta para un conjunto de países asiáticos. Dicho evento se denominó: “Foro de Cooperación Internacional un Cinturón y una Ruta” y contó con la participación de 100 países, entre ellos, Estados Unidos que entendió la importancia de dicho proyecto, y en su nuevo rol envió a un delegado para reiterar el propósito de hacer esfuerzos por suscitar una cooperación económica bilateral.

Vale destacar que Dinamarca, Finlandia, Suiza, Italia, Reino Unido, Francia,  Rusia, el G-7, representantes de Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), Brasil, India (no envió su delegación, solo participó a nivel del BRIC e IBSA ante sus discrepancias con China por lo que implicará la inversión de 57 mil millones de $ en el corredor comercial en territorio pakistaní y el disputado territorio de Cachemira) se unen a la iniciativa de dicha idea y su conjunto de proyectos. Mientras que Alemania y Japón se mantienen al margen de la fase de impulso y por supuesto los Estados Unidos ven dicha propuesta como parte del área de influencia china, en la que no confían plenamente. Tales movimientos representan el contrapeso para intentar congelar las visiones chinas y sus concreciones ante un discurso y acción cada vez más pragmático y decisorio que da definitivamente la sensación de que corremos o nos quedamos atrás ante la velocidad del tren chino en el mundo.

A partir de este foro-propuesta se haría un cambio estructural a los modelos económicos globales con impactos en los espacios geoeconómicos más estratégicos, que van a radiar una indudable influencia china con sentido proporcional de acuerdo a las capacidades de cada país y su apertura integracionista. Se aspira levantar una red de comercio que conecte a Asia con Europa, África y América. Son 500.000 mil millones de dólares a invertir en un lapso de cinco años a nivel de infraestructura terrestre y marítima, de esta manera China busca propiciar el crecimiento económico en las áreas menos desarrolladas en su territorio y captar nuevos mercados para el exceso de capacidad de su aparato industrial.

El punto de partida del dinero a disposición a corto y mediano plazo por la parte China es de 124 mil millones de dólares, 8 mil 700 millones de dólares en asistencia a países en desarrollo y organismos internacionales e importar 2 billones de dólares de productos de países que participan en la iniciativa para su nuevo y ambicioso plan de la Ruta de la Seda.

El presidente Xi Jinping fundamenta este proyecto sobre bases sólidas de construir una plataforma abierta de cooperación, defender y hacer crecer una economía mundial abierta. En su discurso, indicó: “El planeta debe crear condiciones que promuevan el desarrollo abierto y fomenten la construcción de sistemas de reglas de comercio e inversión globales justas, razonables y transparentes. El comercio es el motor del desarrollo económico….El mundo debe promover el sistema multilateral de comercio, el establecimiento de regiones de libre mercado y la facilitación de éste.” En este contexto, indicó: “con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda se quiere crear un camino de paz, inclusividad y libre comercio”, pidió abandonar modelos antiguos que se basan en juegos de rivalidad y poder diplomático.

Posterior a la presentación del proyecto del siglo XXI, el presidente Donald Trump iniciaba por Arabia Saudita su primera gira al exterior bajo las banderas en declive del America first y su crítica a los nuevos consensos de libre comercio. Allí, logra la firma del contrato con el Reino Saudí por 110.000 mil millones de dólares en la modernización militar del ejército de ese país.

Una diferencia abismal de concebir al mundo que tendrá detractores hacia China, pero pronto la historia de los nuevos y viejos centros económicos mundiales validarán lo que indique la balanza de la prosperidad comercial y no la barbarie de la guerra.

Estamos en presencia de un proyecto que oxigenará estructuralmente la economía del Orbe.