El pasado 4 de agosto del año en curso Ruanda celebró su tercera elección presidencial después del genocidio de 1994. Este evento electoral tuvo lugar luego que el  presidente en ejercicio Paul Kagame, impulsara la modificación de la constitución en 2015 que incluyó dos enmiendas que posibilitaron su la postulación a un tercer mandato y la reducción del período presidencial, esta última no entrará en vigencia hasta el año 2024.
       
A la contienda electoral se postularon el propio presidente Kagame, fundador del Frente Patriótico Ruandés quien está en el cargo desde el 2003, Phillipe Mpayimana como candidato independiente y Frank Hubineza por el Partido Verde Democrático. Ante el respaldo que goza el presidente Kagame, fue reelecto con el 98%, lo que representó 5,4 millones de  votos, mientras que los demás candidatos el 0,73% y 0,47% respectivamente, de un total de 6.769.514 votantes según el director de  la Comisión electoral de Ruanda, Kalisa Mbanda.
       
Tales anuncios desataron las críticas por la forma como opera el sistema electoral ruandés, las mismas no se hicieron esperar antes y durante el evento electoral. Las razones fueron, desde el largo camino que les corresponde recorrer a los partidos independientes tras la reforma electoral de 2013, donde se les exige un mínimo de 600 firmas en treinta distritos distintos, además de los controles en torno al financiamiento, el cual complejiza y compromete su participación ante la avasallante presencia del partido de gobierno, Frente Patriótico Ruandés, aunado a una desperdigada oposición. Ante este escenario, la figura de Kagame se ha hecho incontestable gozando de popularidad y quien ha sido designado además para ser el presidente de la Unión Africana en el 2018.
      
Las acciones que llevaron al presidente Kagame a un tercer mandato están dadas por su desempeño en un país que emergió de las ruinas luego del genocidio. Hasta 1998 el país se mantuvo gracias a la ayuda internacional, ya en la década del año 2000 el despegue económico era perceptible, basado en una economía de subsistencia, con miras a convertirse en un centro tecnológico en el continente. Así, el crecimiento económico ha sido permanente, ubicándose el PIB en 9% entre 2000-2014, siendo el segundo país africano después de Mauricio con el mejor ambiente para hacer negocios, según el Banco Mundial.
       
Entre los logros significativos del mandatario se encuentran: la reducción de la pobreza extrema entre 2007-2012, fortalecimiento del sistema sanitario, ya que el 80% de la población tiene acceso a servicios, así como la reducción del impacto de enfermedades como el SIDA y la malaria, reducción de la mortalidad infantil en un 60%, además incentivar y fortalecer el sistema educativo. Sin embargo, dentro de los retos que enfrenta este pequeño país, está el hacer frente al desempleo, especialmente en la población egresada de las universidades que han visto reducidas las ofertas laborales.
       

Tras la tragedia sufrida en 1994, Ruanda ha optado por trabajar en un proceso de reconciliación y reconstrucción nacional. De esta forma, desarrollo y derechos humanos son demandas que progresivamente están siendo parte de la agenda de los líderes nacionales. Sin embargo, el mayor desafío yace fundamentalmente en consolidar un Estado democrático con miras a fortalecer las significativas conquistas obtenidas en los últimos años, además de incluir un crecimiento económico con desarrollo humano en todos los niveles.