El pasado viernes 31 de marzo del año en curso, una vez más el mundo presenció a través de los medios de comunicación internacional otra masacre al pueblo palestino por parte del Gobierno de Israel, presidido por Benjamin Netanyahu.

En esta ocasión, 17.000 palestinos se acercaron pacíficamente para protestar en cinco puntos de la línea fronteriza (Franja de Gaza con Israel) en el marco de la conmemoración por el asesinato de seis árabes desarmados en Israel en 1976. Las muertes de ciudadanos palestinos que hoy en día caen en la denominada Gran Marcha del Retorno será una larga jornada de seis semanas, hasta el 15 de mayo cuando se cumpla el 70 aniversario de la creación del Estado de Israel y tiene como objetivo principal reivindicar el derecho al retorno de los cientos de miles de palestinos expulsados de sus tierras, o huyeron de la guerra luego de la creación de Israel en 1948. Vale resaltar, según la ONU, son 1,3 millones de gazatíes, de los 2 millones que habitan la Franja de Gaza son refugiados o descendientes de refugiados. Esta Marcha es el derecho a reclamar por su tierra, a tener la soberanía y autodeterminación como todo Estado de la comunidad internacional; el derecho a convivir en paz para su población, consolidar la seguridad, economía y desarrollo. Por ello, son 700.000 palestinos que exigen actualmente el poder regresar a su tierra.

16 palestinos fueron asesinados, más de 1500 heridos, 100 francotiradores del ejército israelí dispararon a mansalva, fuego de artillería, 758 de ellos por balas de plomo, y el resto por balas de goma e inhalación de gases, de acuerdo a cifras del Ministerio de Salud de Gaza. Destaca el hecho que no hubo víctimas entre las fuerzas israelíes. Adicionalmente, el uso de drones que lanzaron gas lacrimógeno contra los manifestantes conllevó a la decisión genocida por parte del Estado de Israel en adoptar el "protocolo establecido" por el que "dispararían a todo aquel que intentase dañar la infraestructura de la frontera", según Lieberman.

El uso desproporcionado de la fuerza ha tenido fuertes críticas y reacciones por parte de las Naciones Unidas y la Unión Europea, entre otros. En este sentido, ONG en Derechos Humanos han condenado los acontecimientos incluyendo organizaciones israelíes. La solicitud de una investigación independiente fue rechazada de inmediato por el gobierno de Israel, la cual la calificó de "innecesaria". "Bajo ninguna circunstancia se abrirá una investigación". "Los soldados hicieron lo que tenían que hacer. Creo que todas nuestras tropas merecen un reconocimiento, y no habrá investigación ya que la mayoría eran terroristas". Tales declaraciones del ministro de defensa, Avigdor Lieberman, evidencia soberbia y complicidad con el aliado principal de Estados Unidos y los nuevos socios de la Península Arábiga.