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Nelson Mandela: su legado para la Sudáfrica de hoy

Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades.
Nelson Mandela

Nelson Rolihlahla Mandela en el contexto africano representa el símbolo de la unidad nacional y la reconciliación. Su permanente activismo político fue desde la desobediencia civil hasta la lucha armada, su combate se dirigió a derribar el coloniaje interno que edificó el apartheid en sus intentos de cimentar una sociedad amparada sobre líneas raciales. La demanda hacia el establecimiento de un Estado democrático no dejó de estar presente en un escenario hostil a cualquier intento de petición hacia la modificación del statu quo implantado por el Partido Nacional ―en el poder desde 1948―, negado a dar concesiones fuera del microcosmos que representaba la población afrikáners. En este sentido, Mandela junto a otros líderes como Oliver Tambo y Walter Sisulu adoptan la Carta de la Libertad (25-06-1955), quedando abiertamente declarada la necesidad de una sociedad no estratificada como proyecto.
Los cuestionamientos al gobierno racista le valió la persecución y encarcelamiento en reiteradas ocasiones, hasta que en 1963 es enviado a la cárcel de máxima seguridad de Robben Island, siendo condenado el 12 de junio de 1964 a cadena perpetúa. Tras pasar 27 años en prisión y ante el progresivo debilitamiento del sistema racial dado su anacronismo, así como por las presiones internas y externas, Mandela es puesto en libertad el 11 de febrero de 1990, y el histórico partido Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés) ―proscrito desde 1960― había sido legalizado. Bajo esta dinámica es elegido vicepresidente del ANC y para el mes de julio de 1991 nombrado presidente de la organización. Durante este último año, el Parlamento sudafricano deroga la legislación que había legitimado el destino separado por más de cuatro décadas.
El papel que le correspondió jugar a Nelson Mandela hacia la construcción de la nueva Sudáfrica fue crucial. Así, el cambio institucional fue regulado por la Convención para una Sudáfrica Democrática (CODESA, por sus siglas in inglés) que surge en 1991, cuyo rol central fue hacer surgir una sociedad unitaria que alentara el cambio constitucional pacífico. A raíz de ello, se originó el Proceso de Negociación Multipartidista que comprendió: Consejo Ejecutivo de transición y una Constitución para el Período de Transición, dando como resultado un Gobierno de Unidad Nacional luego de organizado y celebrado los primeros comicios. Preparado el terreno, las primeras elecciones multirraciales fueron celebradas el 26 de abril de 1994, siendo Nelson Mandela electo como primer presidente de origen africano.
Desde el momento del juramento como presidente electo el 11 de noviembre de 1994, Mandela aceleró el desmonte de las estructuras de dominación que habían sumido en una fragmentación existencial a la sociedad sudafricana. Concretamente, dos son los instrumentos que han encauzado el proceso de transición nacional: el primero, la Comisión de la Reconciliación y la Verdad creada en 1995 (dependiente del Poder Ejecutivo), encargada de drenar los odios que había alentado el apartheid y para lo cual había encargado al obispo Desmond Tutu; y el segundo, la Constitución sancionada en 1997, siendo el vértice del nuevo Estado multirracial sudafricano. En esta última, se pondría en marcha un sociedad democrática al priorizar en una Comisión de Derechos Humanos, Comisión de Igualdad de Género, Comisión para la Promoción y Protección de los Derechos de las Comunidades Religiosas, Culturales y Lingüísticas, así como la Oficina del Protector Público, entre otros.
El temple ético y moral que caracterizó a Mandela fue el elemento que le dio coherencia a su lucha política. Tras cumplir su primer y único período de gobierno al frente de la presidencia, se retira de la escena nacional en 1999 dejando tras de sí las bases fundacionales de una sociedad no estratificada y la necesidad de cicatrizar las heridas que causó el apartheid.
Han transcurrido 24 años desde la instauración de la nueva Sudáfrica. El legado de Mándela para esta sociedad fue iniciar un proceso de integración de los diversos sectores de la sociedad, ante la histórica fragmentación resultaba un paso decisivo hacia un diálogo que apenas empieza y que necesariamente debe ser fortalecido y mantenido en el tiempo.
- Fecha de publicación: 25 Jul 2018
- Publicado por: CEAA

Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas "José Manuel Briceño Monzillo"
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Universidad de Los Andes, Mérida - Venezuela