La última Cumbre del G-20 realizada el pasado mes de diciembre 2018 en Buenos Aires-Argentina, estuvo llena de expectativas sobre los acuerdos y alianzas que pudiesen desarrollarse en el marco de la reunión de los países asistentes, considerados como los más avanzados en materia económica.

Contenidos frecuentes en la agenda global como el tema económico fueron discutidos, siendo también la cuestión ambiental un aspecto que ha ido poco a poco posicionándose en estos encuentros, debido a la importancia que suponen las circunstancias actuales en cuanto al clima y su adaptación a un proceso que parece irreversible.

Luego de dos días del encuentro internacional realizado entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre de 2018, se aprobó el documento final con treinta puntos fundamentales donde lograron consensos los asistentes. Un "equilibrio" o "correctivos" en las continuas crisis económicas existentes en el mundo globalizado ha sido el tema esencial de la agenda.

Tal y como lo indica el primer punto de la Declaración de Líderes del G-20 el motivo central de esta reunión ha sido lograr "un desarrollo equitativo y sostenible", enfocándose en cuatro pilares la discusión entre los que destacan un futuro alimentario sostenible y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria por medio del impulso agrícola equilibrado en la explotación de los suelos y cuidado de los recursos hídricos.

Los países asistentes a esta cumbre aceptan el hecho de la existencia de un medio ambiente cambiante, que se ha visto afectado por el aumento de la temperatura, como lo indica el Informe Especial del IPCC sobre el Calentamiento Global de 1,5°C. Es debido a esto que se comprometen a darle cumplimiento a la Agenda 2030, a disminuir las emisiones de gases contaminantes y a estrechar las relaciones de cooperación entre los países emergentes y los más vulnerables.

Tales intenciones ante las realidades que se han venido enfrentando van agudizándose climáticamente año tras año. Es por ello que el liderazgo internacional ha ido aceptando muy lentamente el compromiso que tiene cada uno de ellos para abordar el tema del cambio climático. La mayoría de los países presentes se sienten comprometidos a brindar soluciones tangibles y a continuar con lo establecido en el Acuerdo de Paris del año 2015 promoviendo el desarrollo sostenible y el crecimiento económico proveniente de actividades no contaminantes con el manejo adecuado de las tecnologías limpias. Vale resaltar, que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos y los intereses corporativos continua renuente a darle cumplimiento a lo establecido en el Acuerdo de Paris y así lo hizo saber en esta cumbre al mantener su negativa en darle cumplimiento a los acuerdos inmersos en el régimen climático global aprobado en el 2015. Aunque manifestó: "su fuerte compromiso con el crecimiento económico, así como con el acceso y la seguridad energética, utilizando todas las fuentes de energía y las tecnologías relacionadas, y protegiendo el medio ambiente."

Tal postura evidencia las prioridades de proteger el aspecto económico por encima del ecológico, fomentando la depredación al ambiente en su territorio y todos aquellos espacios donde la comunidad internacional les permitan a las empresas norteamericanas operar y contribuir con el desastre ambiental en nuestro planeta tierra. Solo queda esperar si lo acordado en esta reunión será cumplido o por el contrario continuarán alargándose los compromisos ya establecidos ante una escasa voluntad política en defensa de la naturaleza.