En la década de los ochenta se abrió para África lo que se ha conocido como las segundas independencias. Ello se debió al fracaso que supuso las primeras oleadas de independencias en 1960 luego de la ruptura del orden colonial. En las últimas dos décadas del siglo XX la fórmula del partido único como comportamiento político del África post-colonial fue perdiendo legitimidad, dando apertura a sistemas multipartidistas que buscan hacer de la democracia una forma de gobierno institucionalizado. En este sentido, en el siglo XXI el reto de la democratización sigue siendo una de las tareas pendientes, siendo el 2019 un año clave para algunos países que aspiran niveles de estabilidad hacia la construcción de soluciones a las crisis planteadas para lograr transiciones políticas pacíficas sin conflictos pre y post-electorales.

Uno de los países llamado a las urnas electorales es Nigeria. Considerado el gigante de África tiene previsto celebrar elecciones presidenciales el 16 de febrero del año en curso, donde los dos principales aspirantes son: el actual mandatario que anhela a un segundo período Mahammadu Buhari (Congreso de Todos los Progresistas) y el veterano político Atiku Abubakar (Partido Demócrata del Pueblo). Así, Buhari ha centrado su discurso hacia el combate contra la corrupción y la neutralización del grupo terrorista Boko Haram - esto último fue parte las promesas de su anterior campaña, mientras que Abubakar enfatiza en la reactivación de la economía y detener el desempleo. Visto desde esta perspectiva el panorama es complejo y el principal reto yace en fortalecer la estabilidad política que se inició en 1999.

Al igual que Nigeria, también el 24 de febrero le corresponde a Senegal celebrar elecciones presidenciales. Caracterizada como una de las experiencias de estabilidad política en la región, el actual mandatario Macky Sall y representante del partido Alianza por la República, acudirá al llamado sin oponentes fuertes, el éxito que ha sido respaldado por la permanente lucha del mandatario hacia la corrupción. En el poder desde abril del 2012, Sall busca mantenerse con miras a garantizar la estabilidad lograda en los últimos años en el país.

Para el mes de mayo SudÁfrica convoca a sus ciudadanos a las urnas electorales. La situación en la primera economía del continente en los últimos meses ha evidenciado serias contradicciones que han condicionado la estabilidad nacional, al punto que Jacob Zuma, quien renunció a su cargo el 18 de febrero de 2018 producto de una serie de denuncias por corrupción que ha empañado la imagen del histórico partido Congreso Nacional Africano (CNA). En su lugar, asumió Cyril Ramaphosa, un empresario que ha dirigido el destino del país hasta el llamado a las próximas elecciones, quien se postulará esgrimiendo un discurso en el que promete mejorar la economía, atacar la corrupción y limpiar la imagen de un desgastado CNA, que en los últimos años ha visto el ascenso del principal partido de oposición Alianza Democrática, bajo el liderazgo de Mmusi Maimane.

El resto del panorama continental incluye a Malaui, que el 21 de mayo celebrará elecciones presidenciales, parlamentarias y locales. Asimismo, Argelia tendrá compromisos electorales el 17 de abril, siendo Buteflika y su partido el Frente de Liberación Nacional (FLN) los más aventajados. Por su parte, en Mauritania también es un año electoral y está por verse si el veterano Abdelazis se presentará para un tercer mandato. Por otro lado, Mozambique tendrá citas para elegir a un nuevo presidente, renovar el legislativo y representantes a nivel provincial, así como Túnez, Guinea-Bissau y Libia. Las elecciones en este último país serán cruciales, ya que persigue la estabilidad luego de la caída de Gadafi en el 2011.

En definitiva, dentro la institucionalización democrática como un ámbito por fortalecer en las escenas políticas africanas, está la incorporación de la sociedad civil en la toma de decisiones, todo lo cual sería un elemento central en las transiciones políticas pacíficas como agentes de cambio y legitimación de las estructuras estatales.