Uno de los debates más complejos en tiempos de globalización es aquel que concierne al desencuentro entre los Derechos Humanos (DDHH) y algunas prácticas culturales. Algunos puntos de vista consideran a los DDHH como ideas netamente occidentales, con los que se pretende hacer tabla rasa de las costumbres, haciendo caso omiso a las diferencias (relativismo cultural). No obstante, se encuentran voces disidentes a tal planteamiento y se alega que se está de acuerdo con la diversidad cultural mientras no atente con la vida de los seres humanos o perjudique su libre desenvolvimiento. Tal debate no pretendemos agotarlo en este espacio, sólo queremos alertar y no perderlo de vista pues se reaviva con el anuncio del pasado 26 de enero del año en curso, cuando el gobierno de Sierra Leona prohíbe la mutilación genital femenina (MGF). En esta oportunidad queremos enfocarnos en los principales retos que se le presenta al gobierno del presidente Julius Maada Bio para hacer efectiva dicha medida.

La MGF consiste en la eliminación parcial o total de los genitales femeninos. Es una práctica común en diversos países de África y Asia, aunque recientemente se ha tenido noticias que en América del Sur una etnia colombiana la realiza. Según la ONU, Sierra Leona tiene una de las tasas más altas en toda África, cerca de un 90 por ciento de niñas y mujeres han sufrido ablación. Este año se une a la lista de países africanos que la prohíben, aún persisten 5 países donde no se prohíbe, estos son: Chad, Liberia, Malí, Somalia y Sudán. El gobierno ha tomado la decisión como parte de una serie de medidas contra las ceremonias de iniciación por parte de sociedades secretas, según confirmó el ministro de Gobierno Local y Desarrollo Rural, Anthony Brewah.

Esta práctica ha contado con el rechazo de la ONU, la Unión Africana en el 2016 y diversas Organizaciones pro Derechos Humanos a nivel mundial. Su eliminación es parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030. No obstante, también tiene arraigo en la población, la ceremonia se relaciona con el patrimonio cultural. Para algunas comunidades tradicionales significa la transición entre la niñez y la adultez, las mujeres al parecer obtienen sentido de pertenencia. De igual forma, se le relaciona con la fidelidad de la mujer al eliminar la libido, que garantiza la virginidad hasta llegar al matrimonio, también con que aumenta la fertilidad y previene las muertes prenatales. Algo que activistas desmienten y se encargan de hacer campañas en contra, especialmente de los perjuicios para la salud. Entre ellos la muerte, como ocurrió en diciembre pasado con una niña de diez años.

Igualmente, la ceremonia es la "iniciación" a la Comunidad Bondo. La cual es una sociedad secreta que existen no sólo en Sierra Leona sino en otros países de la región, son integradas exclusivamente por mujeres, cuya misión es enseñar a las adolescentes todo lo que deben saber en su paso a la edad adulta. Las máximas dirigentes de estas sociedades son las denominadas soweis. Uno de los aspectos más importantes de estas comunidades secretas es el peso político que tienen, son el vínculo de comunicación directo entre el poder político y las comunidades rurales. En ellas se decide, entre otras cosas, a qué candidato apoyar cuando vengan las elecciones. Para los comicios del 2018, por ejemplo, hubo denuncias de que algunos candidatos compraban los votos a cambio del pago de la ceremonia –la cual es costosa– por lo que fue prohibida temporalmente hasta que pasaran las elecciones. Como era de esperarse la medida de este año 2019 no va en contra de las comunidades, tal como lo señala el ministro Anthony Brewah: "No queremos erradicar las Bondo, es nuestra cultura, pero queremos asegurarnos de que la ablación es eliminada de las prácticas de iniciación".

Dos son las principales tareas que vemos para la erradicación de estas prácticas en el gobierno de Julius Maada Bio, ellas son:

Es entonces, parte de los retos que tiene no sólo Sierra Leona sino el resto de África y Asia donde se lleva a cabo esta práctica. Insistimos, ante todo, en la necesidad e importancia que tiene encontrar el equilibrio y la reconciliación entre los DDHH y el patrimonio cultural.