El pasado 24 de febrero del año en curso, Senegal celebró elecciones presidenciales. El evento puso a prueba a una institucionalidad que en los últimos años se ha venido fortaleciendo, al punto que este país de África occidental ha sido considerado modelo de estabilidad democrática y crecimiento económico. A la cita estaban llamados 6,7 millones de senegaleses a la que acudieron varios candidatos, entre los que destacaron: Macky Sall, en el poder desde el 2012 y representantes del partido Alianza por la República, que obtuvo el 58, 7% de los votos, según la Comisión Nacional del Censo de Votos, Idrissa Sick, por el Partido Democrático Senegalés, quien captó el 20,5% del electorado y Ousmane Sonko, alcanzó el 15,6% de los votos. Este último partió de un discurso rupturista y patriótico al denunciar el necolonialismo francés, la corrupción y el nepotismo en el seno de las instituciones.

Durante y después de las elecciones se produjeron reacciones de peso, como la negación por parte del Tribunal Supremo de la candidatura de Karim Wade (hijo del expresidente Abdoulaye Wade) y Khalifa Sall -ambos líderes de la oposición y miembros del Partido Democrático Senegalés- implicados en casos de corrupción. Por otro lado, el evento transcurrió bajo un ambiente de paz, siendo ratificado por los observadores internacionales, entre los que destacó la Misión de Observación Europea, por medio de su presidenta, Elena Valenciano. La serenidad de la jornada se diferenció sustancialmente de la última elección presidencial en el 2012, que dejó como resultado enfrentamientos pre-electorales con el saldo de ocho personas fallecidas.

La reelección de Macky Sall hasta el 2024 se produce en un momento de crucial importancia para el país. Su compromiso se ha centrado en el fortalecimiento del sistema democrático, además de continuar con los programas de reconstrucción económica que se iniciaron desde 1994, siendo la renovación de la infraestructura un tema central enmarcado en el Plan Senegal Emergente. Asimismo, se ha puesto en marcha la reestructuración del sistema sanitario, otorgándoles prioridad a niños menores de cinco años y personas mayores de forma gratuita.

Bajo este escenario son diversos los retos a los que se enfrenta Senegal. En este sentido, la estrategia de desarrollo propuesta en el Plan Senegal Emergente busca atender los diversos frentes del país por sectores: 1.La transformación estructural de la economía y el mantenimiento del crecimiento; 2. Capital humano; 3. Protección social; 4. Desarrollo sostenible; 5. Gobernanza e instituciones para la paz y 6. La seguridad. Para el logro de tales objetivos, el gobierno senegalés lo ha dividido por etapas, entre 2014-2018 dedicado al auge económico, cuyo comportamiento será atendido hasta 2023, para luego entrar en una fase de expansión para el año 2035.

En definitiva, todo ello es parte de una propuesta integral que quiere hacer de Senegal un modelo de estabilidad política y crecimiento económico en África con beneficios concretos en el conjunto de la sociedad.