Durante el mes de abril del año en curso, la temporada de ciclones fue muy activa, puesto que, durante ese período se formaron dos fenómenos climáticos altamente devastadores para Mozambique, Zimbabue y Malaui. Por una lado, el Ciclón Idai ocurrido entre el 14 y 15 de marzo y el ciclón tropical Kenneth el 25 de marzo.

El ciclón Idai es considerado como el peor desastre meteorológico de los últimos tiempos ocasionando más de 600 muertos (Según datos de las Naciones Unidas) producto de las inundaciones y 1,7 millones de personas afectadas en las zonas de paso, entre las que se encontraba la ciudad de Beira ubicada en el centro de Mozambique, destruida casi en su totalidad. Por su parte, el ciclón Kenneth según información suministrada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM)  ocurrió apenas 10 días después, se registraron velocidades máximas de 225 km/h en el norte de Mozambique, frontera con Tanzania. Entre las  zonas afectadas se encuentran centros rurales al norte de la ciudad de Pemba entre las islas Tambuzi y Matemo cerca de la ciudad de Mucujo que nunca  habían sido afectadas por este tipo de fenómenos. 

Sobre estos eventos continuos y fuera de pronóstico la portavoz de la Organización Meteorológica Mundial, Claire Nullins expone: “No hay registro histórico de dos tormentas de tal intensidad que golpeen Mozambique en la misma temporada”.

Ambos fenómenos causaron  inundaciones de hasta 6 metros de altura provocando devastación a centros poblados y zonas de cultivo entre otras consecuencias. El primer ciclón fue el más devastador (Idai), pero el segundo (Kenneth) agudizó la situación de caos.  Las consecuencias más graves son observables casi a dos meses después de la tragedia ya que debido a las condiciones existentes en estos países se está agudizando una epidemia de cólera, es por esto que miles de niños están siendo vacunados para contrarrestar esta y otras enfermedades como la polio, sarampión y rubeola que pueden generarse por las condiciones adversas luego de la devastación.

Representantes de la ONU han estado en las zonas afectadas velando por la protección de las víctimas y brindándoles apoyo en cuanto a la respuesta humanitaria hacia estos tres países afectados. Las autoridades gubernamentales también han trabajado en conjunto para dar una respuesta eficiente ante esta situación que han causado los refugiados climáticos. Además, se ha contado con la donación de 500 toneladas métricas de alimentos  dotados por el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas para palear la situación crítica producto de las inundaciones. 

Los daños causados por ambos ciclones incluyen  pérdidas humanas, que irán en aumento debido a la epidemia de cólera, paralelamente las pérdidas económicas estimadas en 2.000 millones de dólares según datos del Banco Mundial.

La ayuda gubernamental ha sido prácticamente inmediata  ya que cuentan con los mecanismos de respuesta y asistencia por parte de los organismos competentes como la OMM (Organización Meteorológica Mundial) y la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Ya es notoria la vulnerabilidad existente, producto de los desequilibrios ambientales causados por el Cambio Climático. Ningún territorio escapa de esta realidad.