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Síntesis de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Singapur (1987-2006)

Yepsaly Hernández Núñez*

Singapur, isla del sureste asiático denominada desde el siglo XIV, Ciudad de los Leones, ubicada al sur de la Península de Malasia en un área de 620 kilómetros cuadrados y con una población modesta, de 4.987.600 habitantes que amalgama diversos grupos humanos: chinos, malasios, indostánicos, entre otros, es, quizás, una de las expresiones históricas más singulares en cuanto a la relación que existe entre los recursos materiales y humanos y los mecanismos empleados para incrementar la prosperidad general de las naciones en un período de tiempo breve. 

Alrededor de 1867, Singapur se convirtió en una plataforma comercial en la región del sudeste asiático y en una importante conexión de la cadena de puertos británicos que enlazaban a Gibraltar con el Lejano Oriente, a través del Mediterráneo y el Océano Indico, siendo puerto y colonia de Gran Bretaña. La compra de la isla por parte de Sir Stamford Raffles al Sultán de Johore -aproximadamente en 1819- despertó en el nuevo propietario, el deseo de obtener los mayores beneficios de su recién adquirido producto. Para ello, dispuso los mecanismos que le permitieran poner en práctica dos políticas en Singapur, la inmigración irrestricta y el libre comercio. En corto tiempo, la minúscula isla se vio literalmente invadida de hombres de las más diversas nacionalidades, especialmente, estadounidenses, europeos, asiáticos y habitantes del Medio Oriente. El mejoramiento de sus medios de transporte -embarcaciones- y de comunicación -telégrafo- convirtió a Singapur en el punto comercial y financiero más importante de la península malaya, lugar de referencia en la exportación de caucho y centro de industrias secundarias.
 
Bajo la tutela de Gran Bretaña, Singapur formó parte de la Federación Malaya junto a Malasia, Sarawak y Sabah desde 1895. La privilegiada posición geográfica de Singapur permitió su erección como sede del Gobierno y centro comercial y financiero de la entidad política. Ingleses y asiáticos convivían en el mismo territorio, generándose paulatinamente, el deseo de los asiáticos de convertirse en una nación independiente de Gran Bretaña.

Después de la Primera Guerra Mundial, Singapur adquirió un nuevo significado estratégico como base naval y militar, su apetecible ubicación permitía la rápida salida de materias primas de la región. Japón, en perfecto conocimiento de esta situación, invade Singapur el 7 de febrero de 1942, pero tres años más tarde, los británicos derrotan a los japoneses. Una vez finalizada la guerra, Singapur es nuevamente colonia de Gran Bretaña, pero con la condición inédita de poder autogobernarse.

Después de la Primera Guerra Mundial, Singapur adquirió un nuevo significado estratégico como base naval y militar, su apetecible ubicación permitía la rápida salida de materias primas de la región. Japón, en perfecto conocimiento de esta situación, invade Singapur el 7 de febrero de 1942, pero tres años más tarde, los británicos derrotan a los japoneses. Una vez finalizada la guerra, Singapur es nuevamente colonia de Gran Bretaña, pero con la condición inédita de poder autogobernarse.

En 1946, Gran Bretaña crea la Unión Malaya. Su envidiable posición geográfica y su variada composición étnica, generaron múltiples desacuerdos entre los líderes musulmanes más radicales de Malasia. A partir de 1955, una nueva constitución comienza a regir Singapur, permitiendo el surgimiento de dos partidos políticos de tendencia socialista, el Frente Laboral y el Partido de Acción Popular. Dos de los puntos más destacados en la escena política nacional son el tratamiento de las diferencias étnicas - raciales en la población de Singapur y las consecuencias que podría generar la penetración de ideologías comunistas.

Para el año 1959, un nuevo líder político, integrante del Partido de Acción Popular, Lee Kuan Yew llega al poder en el que se mantiene por 29 años. La presencia de este líder político fue determinante para el futuro de Singapur. El 16 de septiembre de 1963, Singapur es anexionado a la Federación de Malasia (Malaya, Singapur, Sabah y Sarawak). En principio, Singapur obtuvo múltiples beneficios económicos al poner en práctica el libre comercio y la eliminación de aranceles en el comercio. Este cambio de status político-administrativo contó con la anuencia del Gobierno británico. No obstante, las diferencias interregionales entre los miembros de la Federación se radicalizaron y el 9 de agosto de 1965, Singapur se convierte en una república independiente de Malasia. Una vez alcanzada la independencia, Singapur se fija como meta la estructuración de un gobierno nacional y su recuperación económica. A partir de entonces, la Ciudad de los Leones define sus directrices políticas: multirracial, socialdemócrata y anticomunista. Y en breve tiempo, en septiembre de 1965, forma parte de las Naciones Unidas y se erige como líder defensivo y económico en la Región.  

Singapur procuraba entonces, afianzar y consolidar sus fortalezas materiales y humanas. No obstante, en el ámbito internacional existían visiones pesimistas con respecto al destino de Singapur, la comunidad internacional juzgaba como signos de debilidad, su diminuto territorio, sus pocos recursos naturales y su escasa población. Esta nación lucía ante el mundo como un territorio vulnerable.
 
La positiva inserción en el ámbito internacional fue uno de los objetivos de la pequeña nación siendo sus preocupaciones fundamentales, la definición de los términos que regirían las relaciones bilaterales y multilaterales con el resto del orbe; la disponibilidad de recursos para la defensa externa; el reconocimiento como nación independiente ante la comunidad internacional y el destino de las bases militares británicas localizadas en el país, entre otras.

Con un panorama totalmente adverso, el Gobierno de Singapur aplicó dos políticas nacionales; una, referida a legislación laboral y otra, a la restricción de las actividades sindicales con el objetivo de mantener la paz interna. La ejecución de estas medidas pretendía fomentar la inversión extranjera y alimentar las expectativas de inversión de los empresarios - comerciantes locales. Por otro lado, Singapur comenzó a rechazar el socialismo doctrinario y se postuló a favor de la economía mixta, donde lo privado y lo público se funden en pro del bienestar general. Esta amalgama pretendía impulsar el proceso de industrialización acompañado del mejoramiento de los niveles de vida de la población, gracias al paternalismo del Estado, ente que debía garantizar el pleno empleo y subsidiar a sectores como la salud, la vivienda y la educación. Adicionalmente, el Gobierno de Singapur estudia la puesta en marcha de una política de control demográfico que restringiera la entrada indiscriminada de población extranjera y la proliferación de familias pobres en el interior del país.

Alcanzar la independencia en 1965 implicó para Singapur, el establecimiento de prioridades en materia de las relaciones internacionales. Consciente de su estratégica posición geográfica, Singapur se planteó como objetivo primordial, el establecimiento de vínculos económicos con tantos países como pudiera, privilegiando aquellos que eran cercanos a la ideología socialista. En medio de las dificultades, Singapur se erigió como un país con una fuerte economía en el mercado internacional entre las décadas de los sesenta y los setenta.

Durante el período 1972 – 1990, Singapur, bajo el mando del Primer Ministro, Lee alcanzó un desarrollo económico extraordinario. No es casual que al líder político antes mencionado se le considere como el “fundador” de Singapur. La recuperación económica de la Ciudad - Estado es conocida como la manifestación de un milagro económico e industrial. A finales de la década de los setenta, Singapur se había convertido en el segundo puerto más importante del mundo. En Singapur se crearon enormes expectativas en torno a un fenómeno denominado, la Segunda Revolución Industrial. A través de este programa económico se pretendía disminuir la utilización de la mano de obra y difundir tecnologías de última generación, las cuales se pondrían en práctica desde los preceptos de la filosofía del trabajo en equipo. La prosperidad de la Ciudad – Estado presentó un revés a principio de los años 80, y por ello, el Gobierno nacional implantó políticas para impedir la expansión de la pobreza: el Primer Ministro de Singapur, considerando el fuerte crecimiento de las familias pobres y la difícil situación económica que ello origina, procuró incentivar a los hombres “más cultos y ricos” a tener más hijos mientras que trató de evitar que los hombres de escasos recursos se reprodujeran indiscriminadamente.

En este contexto de reacomodo y de invención, entendida esta última como la reformulación de políticas destinadas a crear en Singapur mayores beneficios colectivos se inicia el diálogo con Venezuela. El año 1981 fue de bonanza económica, Singapur llegó a tener los mayores ingresos per cápita entre Asia y Medio Oriente. En el mes de febrero de 1981, el Gobierno de Venezuela estudia la posibilidad de crear un Consulado General de Primera Clase en Singapur. En la evaluación que realiza la Cancillería venezolana, se subrayan los altos costos que generaría el mantenimiento de la representación consular. En la documentación consultada en el Archivo Histórico de la Cancillería venezolana no se hallaron indicios sobre la creación y funcionamiento de dicho consulado.  

La distancia geográfica y cultural entre Venezuela y Singapur es un hecho innegable y probablemente, sea el factor que más haya influido en la irregularidad y dispersión de sus contactos bilaterales. La privilegiada posición geográfica de ambas naciones pudo haber contribuido a la formación y al robustecimiento de los vínculos comerciales, pero no ha sido así. Los escasos contactos entre Venezuela y Singapur han sido de naturaleza comercial, teniendo siempre un lugar privilegiado el intercambio de cooperación tecnológica. Singapur constituía para Venezuela la puerta de entrada al sureste asiático.

En 1985, se celebró el 25 aniversario del autogobierno de Singapur y se inició un descenso total de su prosperidad. En líneas generales, hubo una fuerte disminución del Producto Nacional Bruto (PNB), se incrementó el desempleo y disminuyó el valor de la moneda nacional. Las causas que se adjudicaron a esta crisis eran la dependencia de la tecnología avanzada, del capital y de la experiencia foránea. En este contexto, Singapur intenta conservar el clima de estabilidad política y con ello, mantener la confianza de los inversionistas extranjeros.

El anterior panorama redujo la popularidad del partido gobernante (PAP) y de su líder, el Primer Ministro. Desde entonces, comenzó a plantearse el escenario del posible surgimiento de una generación de relevo. Sin duda, estos vaivenes políticos – económicos obligaron a muchos países a replantearse los mecanismos de acercamiento con la Ciudad de los Leones, y Venezuela no fue la excepción. A pesar de este panorama poco alentador para Singapur, existe una confianza generalizada en la rápida recuperación del país, gracias al carácter de sus habitantes, afectos a la disciplina y al trabajo en equipo.

La democratización de las prácticas políticas en Singapur formaba parte de un proceso generalizado en la región asiática, donde los regímenes dictatoriales comenzaban a perder fuerza. Es precisamente en este momento que Venezuela inicia diálogos de acercamiento con la isla de Singapur. Ambas naciones establecen relaciones diplomáticas el 1° de agosto de 1987 a través de la publicación de un comunicado conjunto en la ciudad de Caracas, documento mediante el cual, se comprometen a estrechar y fortalecer los mutuos lazos de amistad. A partir de entonces, el Gobierno venezolano inicia las gestiones para formalizar sus vínculos. En primer lugar, el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Venezuela en Singapur, Jesús García Coronado presenta sus cartas credenciales ante el Presidente de Singapur, Wee Kim Wee, el 21 de julio de 1988. Dicho representante despacharía desde Indonesia y sería concurrente en Singapur.

Desde el inicio de las relaciones diplomáticas, el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Singapur, insisten en la prioridad de robustecer el acercamiento económico. Siguiendo las instrucciones emanadas de la Cancillería venezolana, el representante diplomático de Venezuela se entrevista con los miembros más destacados del sector político, empresarial y financiero de Singapur. Entre ellos, Wong Kan Seng, Ministro para el Desarrollo Comunitario; Yeo Cheow Tong, Ministro de Estado para Asuntos Exteriores; Low Choon Ming y Chew Tai Soo, Directores de Servicios Diplomáticos y de Asuntos para América Latina, respectivamente y K. V. Rajan, Director del Protocolo y con integrantes de la Junta para el Desarrollo del Comercio o Cámara del Comercio, así como con miembros de la Singapore Trade Development Board, con la finalidad de allanar el camino para una futura cooperación bilateral. Durante estos encuentros se diagnosticaron las posibles razones de la inexistente relación comercial entre ambas naciones, siendo el mutuo desconocimiento el motivo más recurrentemente planteado. Una vez elaborado este diagnóstico, el Gobierno de Venezuela, se compromete a generar las acciones pertinentes para eclipsar las negativas apreciaciones del sector empresarial de Singapur con respecto al poco interés de los empresarios venezolanos en importar bienes no tradicionales; asimismo el diplomático venezolano, reconoció lo poco amigable que resultan los trámites legales en la importación y exportación de materias primas y de otros productos. La respuesta de Singapur no pudo ser más favorable, este país se comprometió a realizar visitas a Venezuela para inventariar las potencialidades del país como futuro socio comercial en distintos rubros.

A partir de esta franca conversación, Venezuela y Singapur se plantean como meta el robustecimiento del área comercial. El Gobierno venezolano le adjudica a la misión diplomática de Venezuela en Yakarta la responsabilidad de trabajar estrechamente con los entes privados tanto de Singapur como de Venezuela. Mientras que la Cancillería venezolana se compromete a trabajar conjuntamente con la Asociación Venezolana de Exportadores (AVEX). En el año 1989, la Embajada de Venezuela en Indonesia propuso la visita de un grupo de empresarios de Singapur a Venezuela, el Instituto de Comercio Exterior (ICE) y la Asociación Venezolana de Exportadores (AVEX) manifestaron su total respaldo a la iniciativa. Por otra parte, se sugirió la apertura de una Oficina Comercial de Venezuela en Singapur y la implementación de proyectos de Cooperación en materia petrolera, aluminio y agricultura.

En teoría, el éxito estaba garantizado por las condiciones particulares de la economía de Singapur, gran importador de materias primas que procesa y luego coloca en el mercado internacional como productos manufacturados destinados a satisfacer las demandas de innumerables socios comerciales alrededor del mundo. Para Singapur, la importación y exportación son fundamentales en la dinamización de su economía.

Estas maravillosas posibilidades de intercambio comercial contrastan con una situación política compleja en Singapur: la transición o finalización de un gobierno que se mantuvo por más de 29 años en el poder y el surgimiento de nuevos liderazgos políticos que tienen el reto de ofrecer al país la misma prosperidad que su antecesor. El desafío de Singapur en materia política es alcanzar la democracia sin generar perturbaciones en la población. 

Venezuela siguió de cerca el desarrollo de la escena política en Singapur, manteniendo una total discreción. Y se fue abonando terreno en lo que puede considerarse un tímido acercamiento que generó algunos frutos positivos, entre ellos, la visita de expertos petroleros venezolanos a Singapur en 1990 -la clausura de las refinerías de Irak y Kuwait provocadas por la Guerra del Golfo favorecieron el incremento de la demanda de refinación de Singapur- y el apoyo de Singapur a la Candidatura de Venezuela al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (período 1992 - 1993). Para 1994, Venezuela comienza a estudiar la posibilidad de entablar conversaciones en materia petrolera dada la apertura del Gobierno de Singapur manifestada por el Ministro de Hacienda, Richard Hu, antiguo presidente del Grupo de Compañías Shell en ese país.

El 21 de octubre de 1999, una Delegación venezolana presentó en Singapur un Seminario denominado “Oportunidades de Negocios en Venezuela” a fin de mostrar las posibilidades de inversión en el país, especialmente en orimulsión y puertos. También se plantearon otros espacios de cooperación bilateral como la repotenciación de equipos militares y la adquisición de armamento para las Fuerzas Armadas (FF.AA.). La Delegación venezolana contó con el apoyo de la Singapore Technologies Engineering.

En agosto de 2004, Lee Hsein Loong, hijo mayor de Lee Kuan Yew, toma el poder y se inicia un capítulo de duradera estabilidad política en el país. Este espíritu se traslada a la práctica de la política exterior, cuyas directrices son: salvaguardar la soberanía de la República; incentivar el desarrollo económico y la prosperidad; mantener la seguridad en cuanto a los conflictos y tensiones inter – estatales regionales; mantener la seguridad en cuanto a la subversión interna e insurrección manipuladas por fuentes externas; y, evitar la intervención en los conflictos de las grandes potencias. Este conjunto de premisas supone el reconocimiento por parte de Singapur de las limitaciones que implica ser un pequeño Estado. Singapur tiene como prioridad establecer relaciones de cooperación y amistad con la comunidad internacional, apostando siempre por la paz. Venezuela, lúcida intérprete de este espíritu, decide en 2006, la apertura de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Singapur.

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* Yepsaly Hernández Núñez. Doctora en Historia, (UCV, 2013). Magíster en Filosofía y Ciencias Humanas (UCV, 2005). Licenciada en Historia (UCV, 1998). Investigadora en el Archivo Histórico de la Casa Amarilla, Cancillería de Venezuela (2002-2019), Profesora Universitaria en pre y posgrado (UCV, UCAB). Publicaciones: ‘Ningún esfuerzo es en vano’, la gestión de Cristóbal Benítez en el Consulado de Venezuela en Oporto, 1920 – 1924 (2017), ‘El deber de dar y el derecho de pedir: reclamaciones extranjeras y protección diplomática’ (2013), ‘La Conferencia Internacional Americana: fuente de estudio para la historia de América Latina’ (2010), ‘Hombres corrientes e historia social: una nueva ortodoxia’ (2008). Correo electrónico: hernandeznunez@gmail.com.



Fuentes:
Archivo Histórico del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores (AHMPPRE), Dirección de Política Internacional, Gran Bretaña, 1966, Exp. N° 2-3, s/f.
AHMPPRE, Dirección de Relaciones Consulares, Interior/Venezuela, 1981, Exp. N°  991, s/f.
AHMPPRE, Dirección de Política Internacional, Singapur, 1985, Expediente Único. 
AHMPPRE, Dirección de Política Internacional, Singapur, 1987, Exp. N° Único, s/f.
AHMPPRE, Dirección del Protocolo, Singapur, 1988, Exp. N° 293 DP. 4, s/f.
AHMPPRE, Dirección de Política Internacional, Singapur, 1988, Expediente Único, Pieza I.
AHMPPRE, Dirección de Política Internacional, Singapur, 1993, Exp. N° 1, Pieza I.
AHMPPRE, Dirección de Política Internacional, Singapur, 1993, Exp. N° 1 - 1, Pieza I.
ACMRE, Dirección de Política Internacional, Singapur, 1994, Exp. N° 1 - 1, s/f.
Memorias del Ministerio de Relaciones Exteriores, 1987-2006.
- Fecha de publicación: 02 Jul 2019
- Publicado por: CEAA

Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas "José Manuel Briceño Monzillo"
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