Con la fundación de la Organización de la Unidad Africana (Unión Africana desde julio del 2002), el 25 de mayo de 1963, se consolidó uno de los ambiciosos planes de unidad dentro de las jóvenes repúblicas africanas. Los motivos de la creación de este organismo hunden sus raíces en los ideales panafricanistas de los primeros años del siglo XX, impulsados por los movimientos nacionalistas que paulatinamente se vieron fortalecidos por las repercusiones que generaron la serie de congresos celebrados antes, durante y después de consolidadas las independencias políticas. En este sentido, los objetivos que se planteó este órgano supranacional en primera instancia fueron: la unidad y solidaridad dentro de los pueblos africanos, la erradicación del colonialismo, así como la integración económica y política entre los países que la conforman.
Desde entonces, la celebración de esta fecha permite la posibilidad de reflexionar sobre temas claves vinculados a los logros al igual que los retos que enfrenta África. Los debates en el seno de la ONU en los últimos años han girado en torno a discusiones de vital importancia como el reforzamiento de la unidad continental, manifiesta en el Pan-africanism and african renaissence como temática durante el 2013, así como Agricultura y seguridad alimentaria en el 2014. Durante los primeros meses de 2015 la atención de la comunidad internacional se centró en el brote de ébola que afectó a varios países del África occidental, dejando hondas repercusiones en Sierra Leona y Liberia, especialmente por la crisis humanitaria que se desató dejando más de 11.000 víctimas fatales, considerada la epidemia más letal desde el descubrimiento del mortal virus.
Así, el mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, con motivo de la celebración del Día de África 2015 se centró en las consecuencias que dejó la epidemia, donde destacó en primera instancia, la necesidad de reducir a cero el brote y reparar el daño infligido además de hacer el llamado a una “Conferencia Internacional sobre la Recuperación de los Efectos del Ébola”, que se celebrará en la sede de la Naciones Unidas en New York en julio del año en curso. Con ello, se pretende hacer seguimiento al impacto que ha dejado la enfermedad en la región, traducida en un alto costo social y económico en las zonas más afectadas, al tiempo que se busca implementar mecanismos que conlleven a la desaparición total del virus a riesgo que se convierta en una amenaza global por la dimensiones que llegó a ocupar en los últimos meses, sobrepasando las fronteras estrictamente africanas.
En definitiva, cada año esta fecha destaca los caminos labrados por los pueblos africanos desde sus independencias políticas, donde se hacen balances sobre economía, integración de la población joven al mercado laboral, salud, educación, entre otros factores.
África en la actualidad está marcando un rumbo más económico que político en sus índices de crecimiento económico. Sus proyecciones individuales ya superan a muchos otros países del Sur, específicamente en la región Latinoamericana, dando así signos y mensajes muy directos para aquellos que siguen anclados en modelos de cooperaciones Sur-Sur sin respaldos industriales, científicos y tecnológicos. La era de ser proveedores de materias primas ya se está superando, ahora la permanencia en el mercado global depende de un comercio con credenciales serios de planificación económica.
Es por ello que los gobiernos africanos entienden que se debe salir del círculo vicioso de las bonanzas económicas tóxicas e ilusorias con ahorro de capital propio e impulsar una manufactura autónoma con aperturas políticas hacia una democracia en ascenso y verificación de sus logros.
Los golpes de Estado siguen apareciendo en el escenario africano cada año pero tienden a descender ante la consolidación de una sociedad civil con una clase media profesional en ampliación progresiva en muchas áreas de interés estratégico, ello garantiza mejores tiempos en el porvenir de esta parte del mundo. Aun hay mucho camino por recorrer.
En este sentido, la etnicidad politizada es hipersensible, la senda de trabajo integracionista en las distintas regiones se van materializando. Somos optimista en que se superen a mediano plazo los calificativos discriminatorios usuales visto desde el Norte. Tal escenario, tiene por delante la superación de grandes retos como atender la expansión del yihadismo en África occidental y oriental, así como el fortalecimiento institucional de países como Sudan del Sur. De esta forma, se respaldará los éxitos que han caracterizado al continente madre en los diversos ámbitos hacia un crecimiento socioeconómico sostenido.