Un 5 de diciembre 2013, fallece en su hogar en Houghton, Johannesburgo, Nelson Mandela. El mundo y el pueblo sudafricano rindieron con dignidad el mayor tributo dado a un sudafricano con la presencia de numerosos jefes de Estado y un pueblo solidario con el fundador de la nueva Sudáfrica.

A tres años de su partida, Sudáfrica lo recuerda en medio de un contexto nacional cada vez más cargado de contradicciones. Su presidente Zuma resaltó: "Mandela nos enseñó a unirnos y amarnos y respetarnos unos a otros como sudafricanos" pero la realidad de sus enseñanzas no ha sido asumido responsablemente como bandera. Observamos, poco ejemplo por parte de la clase política post Mandela, corrupción, inseguridad ascendente, represión y masacres policiales acosan al pueblo de a pie, xenofobia cíclica, entre otros, males constituye el eje de la Sudáfrica de hoy. A esto debemos añadir, el debilitamiento acelerado como partido del Congreso Nacional Africano y la toxicidad en el poder de su liderazgo. Similarmente, una clase media profesional que cada día ve la endogamia de sus intereses de clase sin visión de conjunto en la sociedad y la posibilidad de un beneficio colectivo para su pueblo que sigue marginado en su entorno actual post apartheid.

El costo social pagado por el pueblo sudafricano ante la dictadura racista conocido como apartheid, no debe ser olvidado en medio de una ilusión democrática, multirracial y economía articulada al mundo, sin responsabilidades asumidas por el Estado sudafricano y el gobierno de turno.

No se puede actuar con hipocresía ante la historia por los miles de muertos y sobrevivientes de la opresión que siguen reclamando que no hay democracia sin justicia, compromiso y verdad integral.

La libertad fallece en la medida que no exista lucha y memoria con el real deber ante el pueblo. El legado de Nelson Mandela se ha activado para concientizar en las querellas diarias. La nueva generación de sudafricanos sabe muy bien que sería un error mayúsculo omitir el sacrificio de este hombre y sus contemporáneos. La unidad nacional lo demanda en esta joven nación.

"Las contradicciones son una parte esencial de la vida y nunca dejan de desgarrarnos". Nelson Mandela. Ciudad del Cabo.1 de abril de 1987.