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Venezuela e India: nuevos retos y oportunidades

Venezuela y la India formalizaron sus relaciones diplomáticas el 1 de octubre de 1959; sin embargo, y en honor a la verdad, fue muy poco lo que lograron ambos países en estas primeras cuatro décadas, como resultado de una diplomacia cuyas prioridades, para el caso nuestro, estuvieron orientadas al continente americano y a la Europa occidental fundamentalmente.

Otra realidad surge con la llegada a la presidencia de Hugo Chávez en 1999, en razón de su propuesta de construcción de un mundo multipolar que incorporara paulatinamente a las naciones del Sur. El caso indio es un ejemplo de ello, evidenciado en la gira presidencial que hiciera al subcontinente asiático en marzo de 2005, de los cuales derivaron un conjunto de importantes acuerdos de cooperación binacionales orientados a fortalecer sectores como los hidrocarburos, ciencia y tecnología –incluye la aeroespacial-, ferrocarriles, software, entre otros; dando paso ese mismo año a la conformación de la I Comisión Mixta de Alto Nivel entre Venezuela e India, cuyos ejes de interés fueron: energía, alivio de la pobreza, ferrocarriles, comercio, doble tributación, biotecnología, tecnologías de información y espacial, promoción de la pequeña industria, agricultura, minería, salud, vivienda, defensa y cultura.

No podemos dejar pasar por alto, que India hoy representa una de las economías más importantes del mundo (Según la OCDE, l a economía emergente de la India, actualmente, es la tercera en Asia y quinta en el mundo en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) y alcanzó un crecimiento del 6,7 % en su Producto Interior Bruto (PIB) en 2012). Potencia indiscutible en materia de tecnologías de la información, alimentos, fuentes alternativas de energía, industria química, vehículos, textiles, entre otras actividades económicas, de las cuales un país como Venezuela, pudiera sacar provecho, en el marco de un diálogo franco y responsable hacia la consolidación de unas relaciones no coyunturales, sino con una fuerte base estructural de prioridades a ser cumplidas en pro del beneficio de ambos pueblos.

Recientemente, y luego de un período inestable en sus relaciones, nuevamente Venezuela e India retoman el diálogo de negociaciones. En agosto pasado, Venezuela e India acordaron la participación de la empresa india Reliance en el Bloque Ayacucho 8 de la Faja del Orinoco, a fin de producir 200.000 barriles. A inicios de octubre del año en curso, el ministro de Petróleo y Minería, presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, instaló el encuentro binacional con la intención de establecer un mapa de trabajo en aras de incrementar las actividades económicas en materia de hidrocarburos (que en estos momentos envía 640.000 barriles diarios a China y 430.000 a India) como preludio de impulso de la II Comisión Mixta Venezuela-India que se reunirá a finales de este año.

Expresó el ministro Ramírez que durante la rueda de negocios, se firmaron 11 instrumentos de cooperación que incluyen la constitución de empresas mixtas para el transporte de crudo, desarrollo del bloque 8 de la Faja Petrolífera del Orinoco y el incremento del suministro de crudo a la India. De igual forma, se acordó la participación de empresa indias en los proyectos de ampliación de mejoradores de petróleo en el país y en el desarrollo de la franja de 55.000 kilómetros cuadrados ubicada en los estados Guárico, Anzoátegui y Monagas que constituye la reserva más grande de hidrocarburos del mundo, punto álgido de los actuales esfuerzos para la producción en el país en los próximos años.

Como hemos de apreciar, se trata de un nuevo intento de acercamiento que a todas luces parece privilegiar el tema energético. Sin embargo, podría ser la oportunidad para intentar diversificar un poco el intercambio comercial que de oportunidades a pequeños y grandes industriales venezolanos. También, el momento propicio para apoderarnos de las extraordinarias experiencias cooperativistas de las cuales India es un ejemplo a seguir, llegando de esta manera a sectores menos privilegiados de la geografía venezolana, los cuales se incorporarían a nuevas actividades productivas tan necesarias actualmente. O por qué no, fijar nuestra mirada en las iniciativas en materia de energías limpias de las cuales el vasto país asiático lleva adelante importantes proyectos. Es decir, superar las trabas que neutralizaron los esfuerzos iniciales llevados a cabo por Hugo Chávez y orientarlos hacia una política de Estado seria y responsable, y no de coyuntura en tiempos de crisis económica y ausencias de recursos.


Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas "José Manuel Briceño Monzillo"
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