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India y la geopolítica del petróleo actual

Una de las características del repunte de las economías emergentes en las últimas décadas ha sido la alta demanda de hidrocarburos, para ello los ejemplos más significativos han sido China e India. Actualmente estas dos economías son respectivamente el segundo y tercer consumidores mundiales de crudo. La diferencia entre ambas radica en que China (cuarto productor mundial) no tiene, en comparación con India, una brecha tan alta entre consumo e importación. Ésta última dependiente en mayor proporción del mercado internacional, es actualmente el tercer consumidor mundial e importa más del 80%. Para el 2015 sólo produjo en promedio unos 900 mil barriles diarios (b/d) y su consumo fue alrededor de 3,97 millones b/d. En 2018 la producción estuvo cercana al millón de barriles pero su consumo fue en promedio unos 4,7 millones de b/d. Del total, el 86% lo importa de los países OPEP, principalmente de Oriente Medio (Iraq, Arabia Saudita e Irán). La enorme brecha, como dijimos, la hace dependiente de los mercados mundiales. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE) en el año 2035 tendrá que importar el 95% para satisfacer su demanda interna y calcula que la demanda de petróleo del país pueda llegar a unos 10 millones de b/d.

La importancia de India en el mercado petrolero reside en que podría ser en la próxima década el primer importador mundial, motivado a su crecimiento económico y la ampliación de la clase media, con sus notorios patrones de consumo impactando la demanda de combustibles. Evidenciado en la expansión de las ciudades, mayor uso de automóviles, camiones, motocicletas y vehículos comerciales que sirven a las industrias en crecimiento.

Nos queda claro que India necesita cada vez más de suministros de crudos y estos se lo proporciona casi en su totalidad países OPEP, cuyas relaciones no siempre han sido las más cordiales. En junio de 2018, debido a los altos precios dados por sus principales socios (Arabia Saudí, Irán, Iraq y Kuwait), amenazó con disminuir las compras a estos países y buscar un mercado alternativo que a todas luces iba ser los Estados Unidos, a dicha iniciativa pudo sumarse China, Corea del Sur y Japón.

Postura de India ante las sanciones petroleras de los Estados Unidos a Venezuela e Irán (Miembros de la OPEP):

A principios de este año 2019 se agudiza la crisis política que vive Venezuela. A las sanciones aplicadas por los Estados Unidos en los últimos años se le suman unas nuevas, ahora a su petróleo. Venezuela ha sido un socio comercial modesto de India y ante las evidentes necesidades energéticas del Indostán, el gobierno venezolano pensó, una vez conocidas las sanciones, en colocar el petróleo que ya no le compraría Estados Unidos en ese país. Vale destacar, las refinerías indias pueden procesar el crudo extrapesado de la nación sudamericana y podrían ser la fuente de los diluyentes que tanto necesita PDVSA. Entre las dos refinerías más grandes de India, Reliance Industries y Nayara Energy, captaron cerca del 55% de la producción venezolana, convirtiéndose estas empresas en los principales importadores del crudo venezolano en el primer trimestre. Sin embargo, ante las presiones estadounidenses a principios de marzo, India decide no expandir los negocios con Venezuela: "Nuestra filial en EE.UU. ha parado por completo todos los negocios con la petrolera del Estado de Venezuela, PDVSA, y su matriz global no ha incrementado las compras", dijo Reliance Industries, según la agencia AFP.

Por su parte con Irán, el año pasado la administración Trump decidió retirarse del Pacto Nuclear, firmado en 2015 previendo una serie de negociaciones con Irán, y anuncia la reincidencia de las sanciones direccionadas a restringir la venta de petróleo, las sanciones buscan que Irán se pliegue a una lista de exigencias en vistas de un nuevo acuerdo y tenían como fecha límite para sancionar a aquellos que importaran petróleo iraní el 4 de noviembre. La reacción de India fue de preocupación, casi inmediatamente se escucharon declaraciones al respecto. Por ejemplo, su Ministra de Relaciones Exteriores, Sushma Swaraj, declaró en conferencia de prensa que la política exterior de India no se determina "bajo la presión de otros países", y solicitaron que India fuera eximida de tales medidas en la importación de crudo iraní. La cual fue concedida –y a 7 países más– especialmente porque, según el vicepresidente Mike Pence, India había “reducido la compra del petróleo iraní” en el último semestre de dicho año.

No obstante, a finales de marzo de este año Washington anuncia la no renovación de las exenciones a los ocho países (China, India, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Turquía, Italia y Grecia) y se tienen hasta el 2 de mayo, como fecha límite, para la compra de crudo iraní. India, según Raveesh Kumar, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la India, acatará las sanciones al petróleo.

Para hacerle frente a sus necesidades buscará proveedores sustitutos, entre los que destacan: Arabia Saudita, Kuwait, Iraq, Nigeria y Estados Unidos. Este último, parece tener un acuerdo con Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos para que aumenten su producción y así contrarrestar el deficit mundial de crudo, del cual ya se habla de unos 500 mil b/d y podría llegar a 2 millones b/d lo que repercutirá sin dudas en el precio, el cual ya ha tenido un alza.

Se espera que las posturas de India tengan más impacto en sus relaciones con Irán que con Venezuela, especialmente por el peso del petróleo iraní, en el 2018 fue el tercer proveedor en el mercado indio. Además, cabe recordar que Irán es la llave que los conecta con Asia Central y Afganistán, en miras a contrarrestar la influencia China en esta área.

 


 

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