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"La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido" Milan Kundera

Si hay una cualidad del sistema democrático de la India es su capacidad vigorizante para dar virajes en su desarrollo histórico y político. La India de hoy ya no naufraga en la inercia de sus líderes políticos, asume su propia responsabilidad, trasciende sus contextos lleno de contradicciones y plantea otras fórmulas como mecanismo conveniente de saneamiento político y convivencia de cierta tolerancia hacia las fuerzas del poder y mando del gobierno de turno.

La democracia de la India actualmente, ya no tiene margen de maniobra para imponer candidatos a control remoto por parte del partido de gobierno, ni decidir unilateralmente quienes tendrán el visto bueno desde la capital New Delhi. En la actualidad, es necesario consensuar y respetar los liderazgos regionales independientemente del origen de su casta. Tal realidad progresiva oxigena, da lecciones a los factores de poder enmarañado y capitaliza el accionar de nuevos líderes con sentido de futuro para garantizar la democracia misma de ese país.

Bihar, se encuentra ubicado en la zona noreste de la India, su capital y ciudad más importante es Patna, lugar de batallas políticas electorales en los años transcurridos y meses del año 2015. Su más reciente acontecimiento para sus votantes enarboló banderas diversas y alianzas en los siguientes escenarios: A) La alianza entre el Partido Bharatiya Janata (BJP por sus siglas en inglés) y el ministro jefe Nitish Kumar. B) La posterior coalición (la Gran Alianza) entre rivales de antaño, Lalu Prasad Yadav del Rashtriya Janata Dal (RJD) y el Sr. Kumar en las coaliciones sociales derivadas de gente proveniente de los sectores más desposeídos en las zonas rurales de esa entidad, entre otras opciones. El pueblo de Bihar miraba las vallas gigantes de publicidad propias de toda campaña electorera que les trajeron, pero cotidianamente convivía con las mismas realidades de siempre.

En la década de los noventa del siglo pasado, Bihar vivió un período de violencia de castas en sus campos, masacres de distintas naturaleza sumaron tristes episodios. Destacan enfrentamientos entre ejércitos de castas superiores enfrentados a los insurgentes maoístas, la impunidad de estos conflictos resultaba inevitablemente en genocidios como el incidente de Lax Manpur en diciembre de 1997 donde fallecieron 58 ciudadanos indios pertenecientes al sector de los intocables o dalits.

A partir de esta etapa de la historia de Bihar, en la India de las elites políticas se ponen en marcha una diversidad de proyectos o "experimentos" políticos por parte de las maquinarias partidistas, entre ellas, resalta el BJP y su proyecto de forjar una coalición social entre los más pobres y excluidos (los dalits) y los yadav (clase social de los sectores más pobres pero ubicados en lo más alto de dicha pobreza). Desde Latinoamérica resulta difícil percibir y asimilar, como en el país de la mayor democracia del mundo, se diseñan estrategias electorales en los sectores más pobres históricamente y secuencialmente mayoritarios. Quizás la palabra más adecuada para comprender este "experimento" es tratar de darle sentido al contrasentido que implicaría obviar cuantitativamente los espacios ocupados por los dalits y los votos en general que proporcionan las castas inferiores más el papel tradicionalmente ocupado por las castas superiores.

El reino de los laboratorios de guerra sucia aplicados en las distintas campañas electorales llevadas a cabo en los 38 distritos electorales en los últimos 5 años, evidencia que esta provincia de la India ha vivido todo tipo de campaña con variedad de afirmaciones subliminales, demagogias, ingeniería social, imposición y euforia religiosa, choques frontales propios de las demagogias para mencionar sólo algunas peculiaridades de la máxima que señala que en política se vale todo. Todo este accionar tiene un objetivo, el control del poder, lamentablemente el pueblo de Bihar ha pagado un amplio costo social y político por tales experimentos, con opresión y la intolerancia al desconocer los liderazgo de la región.

Al decir de la analista india Nistula Hebbar: las elecciones en Bihar se han convertido en un juego de memoria. Lo que se recuerda del pasado se ha convertido en un ejercicio de perspectivismo. El resultado en Bihar, al margen de sus consecuencias para la política real en el resto del país, ha constituido una historia en la que prevalecerán reivindicaciones y justicia social sin manipulaciones.

Su población ha sido sobre explotada desde la situación comunal y el accionar del sectarismo en las prácticas políticas aplicadas sobre ellos. Su pueblo ha visto de todo electoralmente (consignas de voto para el cambio, el modelo de Gujarat, partido nacional alternativo en el contexto regional, fuerzas llamadas de izquierdas moderadas con papel de puente y nostalgias del pasado independentista y agendas de desarrollo del tipo tobogán), un abanico de intereses que fecunda el caos y el afrontar nuevas luchas para no seguir desempeñando el papel de conejillos de laboratorios.

La población votante de Bihar se ha inmunizado políticamente, aplicando la fórmula de ser votantes: "no comprometidos", "votantes indecisos" o "voto castigo" y así sobrevivir a los ensayos de las guerras electorales por lo general tóxicas. Tal postura política a nivel regional indica que Bihar está lista y ha dado una lección al derrotar al partido del gobierno el BJP, lanzando así un claro mensaje para el cambio en la democracia de la India.