India y los cambios de su política en el vecindario regional
La India se está deslizando hacia una situación en la que no es temida ni amada por otros países del sur de Asia.
Suhasini Haidar
7.3.2018
Al inicio del mandato en 2014 del primer ministro Narendra Modi se declaró oficialmente entre otras medidas en política internacional, activar la tesis: "Primero el vecindario"; es decir, dar prioridad a todos aquellos Estados asiáticos circundantes a su geografía subcontinental. Con el gesto de invitar a los líderes de todos los países de la Asociación del Sudeste Asiático para la Cooperación Regional (SAARC por sus siglas en inglés) a la ceremonia de juramento y toma de posesión, se dió un paso significativo en esta materia.
Actualmente, tal política ha sufrido cambios y algunos ya indican que la India está a la deriva en la región y los vínculos comunicacionales de Nueva Delhi con sus vecinos del sur de Asia cada vez son más débiles ante las nuevas prioridades en la agenda internacional.
¿Cuáles son los factores que intervienen para que se genere este viraje en las relaciones de buena vecindad?:
- La conducta del gobierno de Sharma Oli de Nepal y la invitación extendida recientemente al Primer Ministro de Pakistán.
- Las dinámicas propias y soberanas de cada gobierno en la zona SAARC. Ejemplo de ello: En las Maldivas, el presidente Yameen Abdul Gayoom ha desafiado al gobierno de Modi, ante las invitaciones de Estado formuladas a China. O la falta de acciones concretas en aislar a Pakistán en la Asociación ya mencionada. Adicionalmente, la negativa maldiva de no aceptar la invitación india en participar en los ejercicios navales conjuntos de 16 países frente a los océanos Índico y Pacífico, específicamente en las islas de Andamán y Nicobar, frente a las costas de la India.
- En los últimos años las relaciones con otros países del área han sido favorables para las partes. Sin embargo, los procesos electorales recientes y los que se avecinan en casos como: Afganistán, Bután y Bangladesh pueden ser un desafío. Es necesario mencionar, las elecciones locales de Sri Lanka y la reelección de Mahinda Rajapaksa y su postura ante New Delhi.
- Un decisorio aspecto, lo constituye el pragmático y fuerte papel de la República Popular China en el SAARC, en los cuales destacan diversas acciones de cooperación y contrapeso sin maniqueísmos diplomáticos. Beijing sigue claro que el principio de su política exterior no es el enfrentamiento, ni las condiciones personalizadas del gobernante de turno en el ejercicio de las funciones de Estado. Beijing apuesta más en estos momentos a la prosperidad global y en la región sur del Pacífico asiático. El despliegue chino posee un fuerte impacto en la región y diversifica las concepciones y planes de cooperación que la India aplicó en principio a sus vecinos directos. China ha rectificado en sus discursos y errores del pasado, ya no hay la tesis de resolver sus discrepancias con Nueva Delhi, ahora el eje ordenador de las nuevas relaciones con el SAARC se basan en la puesta en marcha de un comercio amplio con ventajas mutuas y consolidación de los flujos financieros para mejorar la infraestructura interna y vías de comunicación para lo que se denomina el impulso de “puertos secos” y los inmensos potenciales existentes en el macro proyecto chino llamado: la Franja y la Ruta de la Seda. El interés político y económico inicial de China en esta parte del mundo no tiene marcha atrás.
La política exterior india de Narendra Modi debe rectificar los errores cometidos hacia el SAARC, desatar los nudos, evitar el clásico condicionamiento hegemónico en sus movimientos de Estado gigante ante los pequeños Estados de la vecindad que tienen todo el derecho de actuar con base a sus intereses autónomos.
Es necesario, rectificar los lineamientos aplicados en la doctrina de Estado “blando” al rol de Estado “duro” que se molesta sino no se cumple con las directrices impuestas. Ello podría desatar escenarios de múltiples conflictos en la región y una pérdida al papel desempeñado como Estado con valores históricos, geográficos y culturales compartidos.
Toda convivencia en el vecindario, plantea permanentemente aplicar una política de tolerancia e inteligencia cooperacionista.
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